A poco de cumplirse diez días del acuerdo que puso fin a una masiva manifestación de productores y tareferos de Misiones, en el sector yerbatero reina la incertidumbre sobre el impacto que tendrán dos de los principales puntos acordados en el documento que firmaron los directivos del instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym) y los productores movilizados. Estos son: la cupificación de la cosecha y la limitación de las plantaciones.
En la lógica, ambas medidas deberían regular la oferta y la demanda del mercado, con lo que se podría asegurar el cumplimiento de los precios oficiales. Pero, muchas veces, y más en el mercado yerbatero, la realidad está más allá de toda lógica.
Por el lado de los productores, las expectativas son altas, debido principalmente a que aseguran que, sin haberse implementado aún la cupificación de las cosechas, hay secaderos que ya comenzaron a cumplir el precio oficial, algo que hasta comienzos de año no sucedía.
Por el lado de los secaderos, cooperativas e industriales aseguran que reina la incertidumbre porque los valores oficiales no podrán sostenerse por mucho tiempo más, si el consumo de yerba mate continúa cayendo y los precios al consumidor se mantienen congelados.
Para graficar el panorama de diferentes sectores, Julio Petterson, uno de los referentes del sector productor que se manifestó hasta lograr el mencionado acuerdo, con Sergio Delapierre, director suplente del Inym por el sector de los secaderos, y con Gerardo Vallejos, presidente de la Federación de Cooperativas Productoras de Misiones, además de ser miembro de la cooperativa Piporé.
Los tres con visiones diferentes, lo que evidencia que a pocos días de haberse conseguido ese acuerdo, el panorama no está para nada claro en el horizonte yerbatero.
El acuerdo
Lo acordado entre e directorio del Inym y los productores, en aquella jornada del 22 de marzo de este año, incluye la limitación de nuevas plantaciones de yerba mate del 2017 al 2019, que será obligatorio que las plantaciones de yerba mate posean, una vez culminada la cosecha, un remanente no cosechado de un 20 por ciento de la superficie total cultivada.
Luego deberán determinar como medida de fiscalización la realización de acciones tendientes a formalizar un convenio en conjunto con la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip),el Registro Único de Cadena Agroalimentaria (Ruca) y la Dirección de Rentas de la Provincia (DGR). Se implementará un mecanismo de financiamiento para la compra de materia prima destinada a operadores secaderos que cumplan con los requisitos que a tales efectos se establezcan, por un monto de 200 millones de pesos, donde el Inym a través de reasignaciones presupuestarias reconocerá el 100 por ciento del interés de las operaciones a 180 días, y el 50 por ciento de interés en caso de renovaciones.
A esto, además, se sumo la conformación de una mesa de trabajo no vinculante, pero con la potestad de presentar denuncias ante el Inym, que conformarán los productores y trabajadores del sector, con el objetivo de “hacer oír las voces de todos” ante el directorio del Inym, según indicaron tras ese acuerdo los referentes de la protesta, entre ellos Julio Petterson.
Los productores ven resultados
Es Petterson uno de los más optimistas a la hora de hablar de los posibles resultados de la implementación de este acuerdo. Según sostiene el productor de Andresito, “ya se están cumpliendo los precios oficiales, y eso que todavía no se efectivizó la cupificación”. Los precios oficiales indican que la hoja verde de la yerba mate vale 5,10 pesos. En Andresito, se pagaban 3 pesos por kilo, según denunció Petterson.
Según indica este productor, “hoy, sin implementar la cupificiación, ya se está cumpliendo el precio oficial en Andresito. Y si en Andresito se cumple, que somos los que estamos más lejos, con fletes más caros, costos más caros y rendimientos de secanza menores del resto de la provincia, entonces en el resto de la provincia se debería cumplir también”.
Según explica Petterson, la cupificación de la cosecha no representaría una perdida para los productores, ya que a comienzos de año no percibían por la hoja verde la cantidad pesos pautada oficialmente. A partir de la cupificación, que no hace otra cosa que regular la oferta de hoja verde en el mercado, los precios deberían aumentar y cumplirse, con lo cual, aunque sean menos los kilos de hoja verde cosechados, serían más los pesos percibidos.
Así lo explica Petterson: si un productor que tiene diez hectáreas hoy cosecha 70.000 kilos de hoja verde, y se lo pagan a 3 pesos el kilo, recibe un total de 210.000 pesos por su yerba. Al cupificar y regular la oferta para que suba el precio, el productor va a cosechar 56.000 kilos de hoja verde, pero va a percibir 5,10 pesos por cada kilo, con lo cual en total recibe 286.000 pesos. Un claro aumento de lo que cobra.
Pero, además, “esto permitiría a los productores recuperar yerbales feos, porque al año siguiente tendrá yerba madura. Porque siempre tiene yerbales feos. Recuperamos yerbales, recuperamos kilos de un año para el otro y ganamos más plata”.
Por otra parte, la prohibición de las plantaciones por tres años, que en principio sería para los productores con más de 30 hectáreas, también permitirían regular el mercado de oferta de hoja verde, a partir de impedirle a los grandes productores hacer crecer sus plantaciones para que la cupificación no los afecte de lleno.
Los secaderos son cautelosos
Mientras que por el lado de los productores se muestran optimistas, los secaderos piden cautela y hablan de “un misterio” a la hora de referirse al futuro del mercado yerbatero bajo estas reglas.
Es que, en primer lugar, se teme que a la hora de fijar precios no se respeten, como ya pasó, las relaciones de costos entre los precios de la hoja verde y la yerba canchada, materia prima y producto final del secadero, respectivamente.
“El precio de la canchada y la hoja verde tienen que tener relación de costo, para que el precio se cumpla para atrás. No como pasó antes que se laudaba muy alta la hoja verde y baja la canchada y los secaderos no podían cumplir”, explica Petterson.
Este punto queda en manos del directorio del Inym, que es el que debe fijar el precio de ambos productos, o de la Secretaria de Agricultura de la Nación, que es quien lauda el precio si en el seno del directorio no hay acuerdo.
Pero los dos principales problemas de los secaderos, que podríamos decir que están en el eslabón del medio de la cadena productora, son el financiamiento para iniciar la compra de hoja verde y el precio de venta de la canchada a molinos que tienen los precios de salida congelados en un mercado en el que el consumo está en retroceso.
Esto genera una gran incertidumbre en el sector. “Nadie sabe cómo se va a regular la cosecha y la prohibición de plantaciones. Es todo un misterio. En la lógica, una restricción de la oferta produciría una leve mejora en precios. Pero el tema es el siguiente, si no aumenta consumo o los precios a salida de molino, no sé cómo van a forzar el cumplimiento del precio de la hoja verde y de la canchada”, explica Sergio Delapierre, director suplente por el sector de los secaderos en el Inym.
Y agregó que “la preocupación de los secaderos es cómo hacer para cumplir con el precio, porque por el momento no hay aumento de precios (al consumidor), y los secaderos no reciben lo que deberían recibir”.
Esto, como ya se dijo, en un mercado local que redujo el consumo por la crisis económica, y un mercado regional en el que Argentina perdió espacios por el crecimiento de la oferta brasileña, a menor precio que en la Argentina. Dos mercados que serán difíciles de recuperar, si se tiene en cuenta que para cumplir los precios oficiales se sostiene que se debe aumentar el precio al consumidor final. “Acá queremos subir los precios para poder cumplir los valores, pero en el exterior debemos bajarlos si queremos recuperar mercados. A eso no veo salida a corto plazo. Por el momento, habría que buscar espacios de nuevos mercados para la yerba. Pero eso es algo muy complejo”, sostuvo Delapierre.