Will Smith en cuatro papeles brillantes

Se puede llegar a ser un buen actor con un poco de talento para la interpretación y mucho estudio, pero para ser una estrella de cine se necesita algo que es imposible de adquirir: carisma. Will Smith fue puliendo su trabajo actoral a través de los años pero su simpatía y gracia natural estuvieron presentes desde el primer día en que se puso delante de la cámara.

Por supuesto que el carisma no puede convertir a una película regular en una buena pero, en mucho casos, puede elevar a un film mediocre. O, aunque sea, ofrecer buenos momentos y destellos de lo que podría haber sido, como sucede con Smith en Escuadrón suicida; termina cayendo simpático aún cuando el personaje que interpreta es un temible mercenario.

Acá elegimos cuatro papeles, fuera del film estreno de los villanos de DC, en los que Will Smith brilla y demuestra porqué es un actor tan atractivo para el público.

El príncipe del rap. Aunque ya era rapero conocido, el mundo conoció a Smith gracias a esta serie de la década del 90, en la que interpretaba a un adolescente de Filadelfia al que su madre mandaba a vivir con sus tíos en uno de los barrios más elegantes de Los Ángeles. La sitcom giraba en torno de las numerosas diferencias entre Will y el universo de sus parientes millonarios. La capacidad para la comedia del actor tuvo mucho que ver con el gran éxito que cosechó la serie, que duró seis temporadas. Desde ahí su salto al cine fue inevitable.


Seis grados de separación. Después de trabajar en Hecho en América, una comedia con Ted Danson y Whoopi Goldberg, el actor ejecutó una inteligente movida para no quedar encasillado en cierto tipo de cine. Su siguiente proyecto cinematográfico fue Seis grados de separación, dirigido por Fred Schepisi, en el que compartió elenco con actores excelentes como Donald Sutherland, Stockard Channing e Ian McKellen. La película, basada en una obra teatral de John Guare, se centra en una pareja neoyorkina de buena posición económica y amante de las artes que recibe en su departamento a un joven que dice ser hijo del actor Sidney Poitier. Aunque no fuese una elección obvia para el actor, el personaje que interpretó en este film resultó perfecto para Smith; tener un carisma arrollador es una característica tan necesaria para las estrellas de cine como para los estafadores.


Hombres de negro. Dos policías rebeldes, de Michael Bay, y Día de la independencia, de Roland Emmerich, ubicaron al actor en la categoría de estrella de acción. La combinación de comedia y ciencia ficción de Hombres de negro requería un protagonista que fuera fuerte en las escenas de acción pero también pudiera decir un chiste con buen timing. En Smith encontraron al actor que podía hacer todo eso y ser el perfecto contrapunto para Tommy Lee Jones . Su trabajo en este exitosísimo film lo llevó a un nuevo nivel de fama internacional y acrecentó su poder dentro de Hollywood.

Hancock. Smith probó más de una vez con el drama, en películas como En busca de la felicidad, Alí o la más reciente La verdad oculta. En general, los resultados fueron dignos pero no descollantes. Lo mejor de Smith aparece cuando pone su talento al servicio de personajes que se benefician de ese carisma del que no podemos dejar de hablar. Hancock, de Peter Berg, fue uno de esos casos. El superhéroe decadente y de humor irónico, al que la gente detesta por los destrozos que deja a su paso, tiene un pasado triste y una posibilidad de redención; demasiados sentimientos para interpretar y quedar bien parado como actor. Pero Smith lo logra, apoyado por un gran guión y un elenco brillante, que incluye a Charlize Theron y Jason Bateman .