El actor ofreció una charla en el marco de una convención que está llevando a cabo IBM en Las Vegas. Habló de su carrera, el impacto de la tecnología en el arte y las deudas fiscales que lo llevaron a cambiar de rapero, a finales de los ’80, a estrella de Hollywood.
Las Vegas. Will Smith pasó de rapero, en los ’80, a estrella de Hollywood en poco tiempo. El cambio fue forzado por una “necesidad financiera”, según cuenta. Y, también, gracias a su capacidad de reinventarse, de animarse a lo nuevo, a ser disruptivo, si se quiere.
No le fue para nada mal: ganó varios Grammy, estuvo nominado a dos premios Oscar y a cuatro Globo de Oro. Forbes, por su parte, lo considera la celebridad más atractiva a nivel financiero. Y no es para menos: 16 de las 20 películas en las que trabajó recaudaron más de 100 millones de dólares.
Will Smith estuvo presente en el evento de IBM Interconnect, que se está llevando a cabo en Las Vegas, y habló sobre su carrera, así como del impacto de la innovación y los avances del mundo IT en el arte.
“Lo mejor de la tecnología es que uno tiene mucho más acceso al talento y las ideas“, dijo el actor en relación al rol que cumplen las redes sociales como plataformas globales desde donde darse a conocer al mundo.
Destacó, principalmente, la conectividad y el rol democratizador de estas plataformas. Y si bien reconoció que no todo lo que se produce en la web es de calidad, no deja de ser menor pensar que hoy en día hay mucha más variedad de material para los usuarios y, también, más facilidades para que los músicos y actores den a conocer sus creaciones, que hace 20 años.
Smith también recordó su carrera profesional y los cambios que atravesó. En los ’80 había alcanzado cierta fama como rapero, bajo el nombre artístico de The Fresh Prince, pero en los noventa se vio obligado a cambiar de rumbo.
“La reinvención de la música a la televisión fue una necesidad financiera porque el IRS (Servicio de Impuestos Internos del Departamento del Tesoro en Estados Unidos) se llevó todas mis cosas, así que como regla general, hay que pagarle al IRS”, dijo en tono jocoso y la audiencia estalló en carcajadas.
“Hay tantos estadounidense que pensé que no necesitaban mi dinero, no le pagué al IRS y se llevaron mis cosas así que me fui a Los Ángeles con una valija y 9 mil dólares. Vendí lo que quedaba y estaba muy deprimido“, contó.
Smith llegó a acumular una deuda de 2,8 millones de dólares con la entidad fiscal que no sólo derivó en la confiscación de todos sus bienes en ese entonces, sino que también el IRS retuvo el 70% de su salario durante tres años hasta que se terminó de saldar la deuda.
Siguiendo los consejos de su novia de ese entonces, comenzó a frecuentar los sitios donde se movía la gente que él admiraba. Así fue que comenzó a ir, todas las noches, a presenciar la grabación de un talk show muy popular de aquel entonces.
Allí conoció a una persona que le preguntó si alguna vez había actuado. Smith, que por ese entonces nunca había trabajado como actor y no tenía ninguna formación al respecto, dijo que sí.
“Esa es otra regla: si alguien te pregunta si puedes hacer algo, di que sí y luego averiguas cómo hacerlo”, reflexionó, con humor, y la audiencia otra vez estalló en carcajadas.
Fue esa osadía la que lo llevó al éxito. Es que aquella persona que le preguntó si tenía experiencia como actor, la puso en contacto con Quincy Jones, el productor que lo eligió para protagonizar la serie de TV The Fresh Prince of Bel-Air, que se transmitió entre 1990 y 1996. Fue el comienzo de una carrera exitosa que nunca paró.
“Como quería ser la estrella más grande del mundo, empecé a ver las mejores películas del mundo“, recordó Smith. Y en su lista de éxitos destacados, la ciencia ficción ocupaba un lugar muy privilegiado, así que no debería sorprender su presencia en films del estilo Hombres de negro o Yo, robot, entre otros.
“Miraba películas, analizaba, procesaba. Era como un Watson afroamericano”, concluyó, haciendo alusión al sistema de inteligencia cognitiva de IBM, que es uno de los temas centrales de la convención que la compañía está llevando adelante en Las Vegas.
Por Desiree Jaimovich