Virginia Burkett es optimista: “Veo la mitad del vaso lleno. Tengo 66 y hace 26 que trabajo con el cambio climático. He visto una gran evolución en la concientización de la sociedad y la respuesta en las políticas implementadas”. Científica, supervisora a nivel ejecutivo de diversos programas, autora de innumerables publicaciones, visitó Argentina para exponer, debatir y ahondar temáticas relativas al cambio climático.
Sus pergaminos le otorgan autoridad y validez a su voz: doctorada en Ciencias Forestales de la Universidad Stephen F. Austin de Nacogdoches, Texas, es directora asociada para el Cambio Climático y Uso del Suelo en el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y lideró varios organismos estadounidenses de estudio, análisis y efectos devenidos de las alteraciones climáticas del planeta. Invitada por la Embajada de Estados Unidos para compartir sus prácticas y evaluaciones, la experta responsabilizó al factor humano en la aceleración del actual período cíclico de calentamiento. “La mayoría de los científicos coinciden en que el ser humano es el responsable del aceleramiento del calentamiento global en los últimos 150 años. Ha habido variabilidades en los cambios naturales pero la actividad humana es la que ha incrementado el impacto del cambio climático”, apuntó la especialista mientras reforzaba sus palabras con la ayuda de gráficos estadísticos.
En diálogo con Infobae, la Dra. Burkett reveló que su propósito en el mundo no es precisamente concientizar a la población de la amenaza climática: “Mi misión es producir información basada en la ciencia para la toma de decisiones”. Aunque sí destacó, celebró y ponderó la generación de conciencia ciudadana sobre estos peligros: “En los últimos diez años ha habido un incremento en la concientización y el conocimiento sobre las variaciones en el cambio climático. Eso se debe a que hay evidencias claras de esa aceleración: evidencias en la pérdida de masa glaciar, evidencias en los cambios en plantas y animales, más registros científicos que los corroboran”.
Durante varios días en el país, la científica estadounidense percibió el nivel de preocupación, precaución y discernimiento de la sociedad argentina. Su diagnóstico fue elogioso: “Tanto a nivel nacional como a nivel provincial, todas las autoridades mostraron muchísimo interés y optimismo con respecto a abordar el tema del cambio climático. En relación a todas las interacciones que tuve a nivel público, científico y social, noté mucha disposición por tratar las tendencias del cambio climático en Argentina. Vi un capital humano increíble y comprobé que los argentinos saben qué tienen que hacer y entienden las complejidades del cambio climático y cómo van a afectar a las personas”.
-¿Y cuál es el impacto del cambio climático en el territorio argentino?
-Los efectos son muy similares a los que tenemos en nuestra región del delta, en la costa del Golfo. Son cambios en el incremento del nivel del mar, que está creciendo a nivel global unos tres milímetros por año. Por el deshielo y el aumento de las temperaturas, se está produciendo el fenómeno en la expansión del agua. A su vez se generan alteraciones en los patrones de precipitaciones. El resultado son inundaciones extremas pero también sequías y calor sofocante que afecta a la salud de las personas y a la propagación de incendios más frecuentes, más intensos y más grandes.
-¿Cómo se hace entonces para reducir esos efectos?
-Usar menos combustibles, depender de la energía renovable, potenciar o mejorar el almacenamiento de carbono en ecosistemas naturales como bosques, humedales y pastizales.
-Pero cada individuo en su casa qué tiene que hacer…
–Educarse, leer y aprender, inspirarse para entrar en acción. Pensar a nivel global y actuar localmente. Como individuo, tratar de buscar las formas para conservar la energía y apoyar acciones que nos permitan sobrevivir al cambio climático.
Virginia Burkett es optimista. Cree que “no hemos llegado tarde”. Considera que “no estamos perdidos”. Dice tener “mucha confianza en la capacidad humana”. Y desea que “lo que nosotros hagamos sirva para dejarles un entorno sustentable para que nuestros hijos y nietos también puedan disfrutarlo”. Todas sus sensaciones positivas tienen respaldo en un concepto macro que la ilusiona: “Mi gran esperanza está puesta en la tecnología. El conocimiento no estaba veinte años atrás. La información para tomar decisiones no estaba disponible para los formuladores de políticas. No sabemos todo, vamos a seguir teniendo sorpresas. Pero hay consenso a nivel global sobre las decisiones que hay que tomar. Hay soluciones que ya conocemos”.
Por Milton Del Moral