En medio de una profunda crisis económica, el presidente venezolano Nicolás Maduro decretó hoy un incremento de 30% sobre el salario mínimo legal, una medida que regirá desde este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo.
Con el ajuste anunciado, el salario se fija en 15.051 bolívares mensuales (unos 1.505 dólares a la tasa oficial de 10 bolívares por dólar), pero en apenas unos 50 dólares según la cotización de la divisa norteamericana en el mercado negro, que en buena parte establece los precios reales de los bienes básicos de los venezolanos.
“Hemos hecho 32 aumentos salariales y de pensiones durante estos años de revolución”, dijo Maduro desde el Palacio de Gobierno durante un Consejo de Ministros. “Sólo un presidente chavista puede hacer esto: defender las pensiones, defender los salarios”, afirmó.
Maduro aumentó también de 13.275 a 18.585 bolívares el bono de alimentación. De tal manera, un trabajador venezolano recibirá un ingreso mensual total de 33.636 bolívares o unos 112 dólares a precio del mercado negro.
El primer mandatario había incrementado ya el salario en 20% el pasado 1 de marzo. Maduro intenta dar así un golpe de opinión que conjure la profunda crisis económica en la que está sumida Venezuela por cuenta de la escasez de alimentos y medicinas y una inflación desbordada. Súmese a esto, en los últimos días, la crisis de electricidad que obligó al gobierno a ordenar cortes diarios de energía.
Los venezolanos adelantaron hoy domingo 30 minutos sus relojes como consecuencia del cambio de hora oficial ordenado por el gobierno, que busca enfrentar la aguda crisis energética que afecta a Venezuela, el país con mayores reservas petroleras del planeta. Tras el cambio, la hora oficial es desde este 1 de mayo cuatro horas menos con respecto al meridiano de Greenwich y no cuatro horas y media, como era hasta ayer.
En varias ciudades se han registrado protestas por cuenta del descontento socioeconómico. Aprovechando la coyuntura, la oposición viene impulsando desde el Legislativo, de mayoría opositora, distintas medidas para revocar el mandato del presidente o para acortar su periodo de gobierno que oficialmente se extendería hasta 2018.
El nuevo cambio en la hora es parte de una batería de medidas del gobierno para reducir el consumo eléctrico en Venezuela, aquejado por cortes programados de cuatro horas, según un plan de racionamiento que se aplica a casi todo el país -excepto Caracas-, pero también por apagones intempestivos de varias horas de duración.
El gobierno justifica los cortes de energía y otras medidas por la sequía que causa el fenómeno El Niño, afirmando que es la peor en 40 años y que ha vaciado los embalses de represas como la de El Guri, que provee 70% de la electricidad de Venezuela. Las medidas para frenar el consumo eléctrico también incluyen la reducción de la jornada laboral en el sector público a tan sólo dos días por semana y la decisión de que las escuelas solo impartan clases de lunes a jueves. Asimismo, los centros comerciales -al igual que los hoteles- deben generar buena parte de la electricidad que utilizan, por lo que decidieron permanecer menos horas abiertos.
Pero la oposición atribuye el descalabro energético del país al fracaso del gobierno en mejorar el sistema, a la falta de inversiones y a la enorme corrupción que ha desviado recursos destinados originalmente a modernizar la red energética nacional.