En el Centro de Protección Animal de Zaragoza, por ejemplo, recomiendan que los canes practiquen Agility. Se trata de una actividad deportiva de la que participan tanto personas como mascotas. En ella, guía humano debe dirigir al animal para que atraviese una serie de obstáculos de manera limpia y compitiendo contra reloj.
Según explican los especialistas, esta disciplina, además de garantizarle a los perros una buena y necesaria dosis de ejercicio, les permite:
Ganar confianza y perder miedos (cuando van logrando superar los obstáculos).
Mejorar la conexión con sus dueños
Trabajar la obediencia de una manera divertida.
Desarrollar sincronización.
El Agility y la lectura de cuentos son dos de las maneras utilizadas para que perros rescatados del maltrato y del abandono superen sus traumas y puedan tener una buena segunda oportunidad de vida.
Canes que pasan del miedo a la competición
Los responsables del Centro ponen como ejemplo el caso de un perro llamado Albatros. A través del Agility, el animal pasó del abandono a convertirse en el “can-antiveneno”.
Es que el peludo fue entrenado para proteger a sus congéneres de posibles envenenamientos en la vía pública.
Los partidarios del Agility como terapia aseguran también que se han podido resolver casos que antes se daban por perdidos. Y citan ejemplos de animales que tenían pánico de salir a la calle y que ahora participan alegremente en competencias de esta disciplina.
La lectura como herramienta para resocializar a aninales maltratados
Pero sin duda el Agility no es la única terapia para que los canes puedan sobreponerse de malas experiencias. Cruzando el océano, en la American Society for the Prevention of Cruelty to Animals, en Estados Unidos, utilizan un método mucho más sosegado: la lectura de cuentos.
Es que a esta institución llegan gran cantidad de perros rescatados por la policía en distintos casos de maltrato. En muchas ocasiones, los animalitos están tan traumatizados por las experiencias vividas que no toleran el contacto con los humanos.
Entonces, los voluntarios concurren a diario para, por un lapso de unos veinte minutos, leerle a los peludos. Los animales escuchan a través de los “agujeros para olfatear” que hay en el vidrio de sus perreras.
Esta fue la forma que encontraron en la asociación para comenzar una socialización. En principio debe ser sin contacto físico con el animal. Recuerda la delicada situación que algunos peludos atraviesan por los maltratos recibidos.
Los avances que se notan con la terapia de lectura
Los voluntarios pueden elegir a placer el material de lectura. Lo importante, en este caso, es leer con voz agradable y tono tranquilo.
Si bien los canes reciben otros tratamientos para superar sus traumas, los beneficios de la lectura son visibles en cada sesión. Por ejemplo, se observa como el animal, que en un primer momento se mostraba temeroso, luego empieza a acercarse, se relaja e incluso mueve la cola.
Esta terapia dio buenos resultados en Violet, una perra de dos años que fue encontrada en la calle, imposibilitada de moverse. El animalito no tenía ningún problema físico. Simplemente estaba paralizada por el miedo que sentía.
Perros maltratados que se merecen una segunda oportunidad
Pero Albatros y Violet son solo dos ejemplos de la gran cantidad de animales que sufren maltratos en distintos lugares del mundo. Y la crueldad tiene muchas formas para manifestarse. Entre ellas:
Peleas clandestinas.
Hacinamiento en criaderos ilegales.
Utilización en espectáculos circenses o similares.
Mantenerlos encadenados, encerrados o a la intemperie.
No proporcionales debidamente alimento, agua, atención médica necesaria, etc.
Lo bueno es que, como contrapartida, hay mucha gente buscando la forma de ayudar a estos perros rescatados. Y que consideran que se merecen una segunda oportunidad.