La ausencia de Lionel Messi esta noche en el debut de la selección argentina en la Copa América 2016 frente a Chile parece un dato intrascendente para Lionel Messi. El jugador que siempre quiere estar no reduce el certamen a un simple partido. Porque esta edición del torneo continental se ha convertido en “muy especial” para él. Quiere ganarla como sea. Pero no sólo por el hecho de celebrar su primer título con el seleccionado mayor o por la gloria de romper un maleficio de 23 años sin conquistas, sino también por el sabor amargo que le dejó la final perdida en Chile 2016.
Así, con una frase corta pero contundente, lo explicó en un diálogo con el diario catalán Mundo Deportivo después de declarar en el juicio por fraude fiscal y antes de emprender el viaje a los Estados Unidos: “Esta Copa América es un torneo muy especial para mí, y más después de haber perdido la del año pasado en la final. Por eso quiero ganarla para Argentina”. Un argumento sólido.
Para alcanzar el título, la Argentina no puede darse el lujo de jugar con un Messi entre algodones. Preocupa que no pueda rendir al máximo de sus posibilidades, pero también el hecho de que pueda tener una recaída. Ayer, Gerardo Martino sólo sembró más dudas y, hoy, se confirmó que no jugará (desde las 23, en Santa Clara, por la primera fecha del Grupo D). Igual, no importa cómo declare, para Messi jamás será intrascendente jugar, o no. El dolor, esta noche, irá por dentro.
