En China todas las cifras son grandilocuentes. Con 1.374.620.000 habitantes, es el país más poblado del mundo. Además, la penetración de los teléfonos inteligentes se acerca al 90 por ciento, según la consultora IDC. Se trata, sin duda, de un mercado maduro en donde las personas utilizan los dispositivos móviles de una manera muy distinta en comparación con los occidentales en general y los argentinos en particular.
Hablando de dimensiones de pantalla, lo primero que llama la atención en cualquier ciudad de China es que los teléfonos son enormes. Si en nuestro país no todos se animan a utilizar phablets (http://www.lanacion.com.ar/1545168-phablet-un-anfibio-en-el-oceano-digital), en el mayor territorio asiático la mayoría de las pantallas que se ven en la calle oscila entre las 5″ y 7”. Para tener una referencia, en la Argentina este tipo de modelos representó el 9% de las ventas en 2014, y ascendió al 32% en 2015, según datos provistos por la consultora Carrier & Asociados.
En China se fabrica gran parte de los dispositivos tecnológicos que se usan en todo el mundo, incluyendo los teléfonos móviles. Observando en detalle qué modelos utilizan los chinos en Hong Kong, Shenzhen, Shanghái y Pekín, hay dos marcas que se destacan del resto: Huawei y Apple (con su iPhone).
Al respecto, Huawei se convirtió en el fabricante de smartphones que más terminales vendió en el tercer trimestre de 2015, según las estimaciones de Canalys (http://www.canalys.com/newsroom/media-alert-huawei-takes-china%E2%80%99s-smart-phone-throne-xiaomi%E2%80%99s-growth-slows), y así superó a Xiaomi, un proveedor de teléfonos económicos, también chino.
“Aunque los iPhone y los Huawei de gama alta son más caros que los modelos de la competencia, aquí el teléfono es un elemento aspiracional. Por eso los jóvenes, incluso los pobres, se esfuerzan por comprar uno de estos dos, en lugar de optar por otras alternativas mucho más baratas”, explica Santiago, un guía de turismo de Shanghái.
Por otra parte, es normal que los chinos utilicen en simultáneo dos teléfonos, uno en cada mano. Le pregunté a varios lugareños de distintas edades acerca de esta particularidad, y en todos los casos las respuestas fueron de dos tipos: el roamingdentro de China puede ser muy caro, dependiendo de la distancia del llamado, por eso muchos optan por tener una línea local y de alguna otra región donde llamen con frecuencia, para no tener que pagar la tarifa de larga distancia. También están los que tienen un teléfono con fines personales y otro para trabajar. En total: siempre hay una excusa para no estar desconectado, y contar con dos unidades garantiza que siempre un smartphone tendrá batería.
Claro, cuando se observa para qué usan los dispositivos móviles, es lógico que nadie quiera perder la conexión. Es que a través del teléfono están todo el día chateando, mirando videos y hasta hacen las compras en el supermercado. Sí, pagar a través del móvil es tan habitual en China que muchos locales ya no aceptan las tarjetas de crédito ni débito. Algunas de las aplicaciones que permiten estas operaciones son WeChat y AliPay, propiedad del gigante del comercio electrónico chino Alibaba.
“Muchas veces salgo a la calle sin billetera, porque puedo pagar todo lo que necesito a través de WeChat (http://www.lanacion.com.ar/1873693-novio-se-alquila-el-recurso-de-las-solteras-chinas-para-simular-ante-sus-padres)”, me explica Ana, de 32 años. Este mensajero instantáneo es la aplicación más utilizada en esta parte del mundo, tal como lo es en la Argentina WhatsApp. Para ponerlo en cifras, Facebook cuenta con más de mil millones de usuarios activos mensuales (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10102630193612711&set=a.612287952871.2204760.4&type=3&theater), y WeChat alcanzó los 697 millones de usuarios activos mensuales en el último trimestre de 2015.
Si bien a simple vista ambos mensajeros lucen muy similares, WeChat ofrece muchísimas más funciones que WhatsApp, entre ellas, el servicio de transferencia bancaria y de pagos.
“Hacer las compras pagando con el teléfono es muy sencillo: hay que vincular la cuenta bancaria con la aplicación. De esta manera ya no tenemos que ingresar al home banking, porque directamente el dinero que entra o sale vía el mensajero se sincroniza con el monto del banco”, explica Claudia, una veinteañera que vive en Pekín y no posee tarjetas de crédito.
Para poder efectuar un pago el usuario debe escanear un código QR que es leído por un dispositivo especial para este formato, tal como los que se usan en los supermercados de la Argentina para los códigos de barras. Por último, se extrae un ticket en donde se detalla la transacción. WeChat también sirve para conectar a pasajeros con personas que quieren trasladarse, motivo por el que muchos no utilizan Uber, sino que se trasladan a través de una función para tal fin, incorporada en el mensajero, aunque también puede instalarse de manera independiente bajo el nombre de Didi Kuaidi.
No estamos hablando de una aplicación cualquiera, sino de una compañía valuada en 6000 millones de dólares. El portal online chino Tencent (dueña de WeChat) y el gigante de comercio electrónico Alibaba, tienen participación en Didi Kuaidi, que posee una cuota de mercado cercana al 85 por ciento, según datos de una consultora local.
Ni Facebook ni Google
En China continental está restringido el acceso a muchos sitios de Internet. Por este motivo, es imposible acceder a cualquier empresa que tenga que ver con Google. Es imposible usar el buscador o Gmail. También están censurados Facebook y YouTube, entre otros.
Pero esto no impide que los lugareños usen redes sociales o miren videos. Para enfrentar esta situación, cuentan con alternativas como Tencent Wibo (http://t.qq.com) y Sina Weibo (www.weibo.com).
Youtube también tiene sustitutos en China con TuDouWan (www.tudou.com) y Youku (www.youku.com). Tomando en consideración las cifras de la población del gran país asiático, es fácil deducir que estas redes tienen centenares de millones de usuarios.
A pesar de las diferencias en el uso de Internet y dispositivos móviles entre chinos y argentinos, lo cierto es que ambos casos el objetivo es el mismo: estar comunicados.