En un primer momento, nadie sabía a qué se debía el súbito cambio. Sin duda no dieron con la explicación en los primeros momentos porque no han visitado Río Tinto, en Huelva. La razón por la que el Río Norilsk se ha teñido de rojo es bien sencilla: un vertido químico procedente de una mina cercana.
Es habitual que los desechos mineros cambien de color el agua en el que se almacenan y contienen. Lo que no es normal es que se produzca un vertido de estos químicos contaminantes a las aguas de un río. En España, y en Andalucía en concreto, se ha dado algún caso parecido. Esta curiosidad de Rusia es peligrosa porque se trata de una catástrofe medioambiental mayúscula.
En lugar del cobre que tiñe de rojo las aguas del Río Tinto, en este caso es el níquel el que ha actuado como agente invasor. En concreto el generado por la compañía Norilsk Nickel, la que explota las minas más próximas a la corriente.
Norilsk es una ciudad localizada dentro del Círculo Polar Ártico, la ciudad de tamaño medio más al norte del mundo. Además no es la primera vez que se sufre un desastre ecológico de este tamaño, ya que por culpa de la minería intensiva practicada en sus inmediaciones, sufre una lluvia ácida mucho más virulenta que la de cualquier otro lugar.
Según la agencia rusa Ria Novosti, no es la primera vez que el río se vuelve rojo. Tan acostumbrados están que la compañía minera ha declarado que va a “bajar el ritmo de la producción”, lo que significa que no la van a parar por completo. Mientras tanto, los habitantes de la zona tendrán que abstenerse de beber el agua o de usarla para regar los cultivos.