Se trata de Almafuerte es una ciudad ubicada a unos 100 kilómetros de la capital cordobesa y desde allí se puede llegar al antiguo pueblo El Salto. Pero para llegar a la tradicional iglesia que preside la plaza principal de este paraje, se deben atravesar más de 10 metros de agua… pero hacia abajo.
El poblado había nacido antes que la ciudad de Almafuerte y debía su nombre a la Estancia El Salto se llama así por un salto del río Ctalamochita. El poblado fue testigo de las luchas internas entre el General José María Paz y Facundo Quiroga.
El pueblo El Salto, desde hace años, está sumergido bajo las aguas del Dique Piedras Moras, cuyo llenado sepultó la historia de esta colonia, transformando para siempre su paisaje y convirtiéndolo en un verdadero tesoro para los buzos.
En el dique Piedras Moras, pero sumergiéndose desde la playa amarilla (el balneario de Almafuerte), se encuentran un grupo de árboles que van indicando el camino a seguir: de repente y no sin esfuerzo, pues están los lugares alejados, se llega a una estancia de esta colonia sumergida. El paisaje es increíble, todo está congelado en el tiempo bajo el agua, se observa el casco con un alero en forma de L, con las habitaciones, el pozo donde estaba el aljibe, los corrales y los bebederos de los animales.También se presentan ante los ojos la iglesia, el cementerio y un antiguo puente.
Se puede encontrar algo de las paredes de piedra y las columnas de la iglesia, que están a cinco metros de profundidad y a 150 metros de la costa.
Alrededor de unos 300 metros de la iglesia, el Puente Blanco está intacto. Es de cemento, de unos 25 metros de largo por unos seis metros de ancho.
Sin lugar a duda, el sitio más impactante, la verdadera estrella de este increíble lugar, es la Usina La Cascada, que está en el lado opuesto de la playa amarilla. La usina es un imponente edificio de tres niveles de altura, con típica arquitectura inglesa, construido en el año 1914. Lo sorprendente de esta edificación, es que se encuentra prácticamente intacta, a pesar del paso del tiempo y de la acción corrosiva del agua. Parte del techo del edificio principal, se puede ver claramente desde la superficie, pero el desafío, consiste en conocer la estructura desde bajo, sumergidos en el agua del dique.
Continuando con este impactante recorrido, a unos 170 metros de la Usina, el buzo se puede encontrar con dos grandes compuertas de madera, y una de ellas prepara otra sorpresa. Atravesándola, se llega a un túnel, que desemboca en un canal, pero a cielo abierto. Antiguamente, en este canal, cuando la usina trabajaba a toda máquina, se producía un salto de agua que caía en cuatro pozos, donde se encontraban las turbinas.
Uno de los lugares enigmáticos que quedó bajo el agua fue el cementerio, que alentó la imaginación de numerosas fábulas. Está a una profundidad de 10 metros y a 100 metros de la costa. Se ven restos de tumbas.
Hay restos de construcciones de lo que fueron las estancias, La Ventura, La Pirincha, rodeadas de muchos árboles. Las paredes se ven bien marrones. Y una tenía una gran pileta de natación.
Además, el recorrido subacuático deja para los más osados la visita a “la casa embrujada”, una vivienda de dos mujeres que visitaban el pueblo en vacaciones, escenario de historias de aparecidos. Los “lugareños cuentan que unos buzos de La Plata vivieron una experiencia muy desagradable, según el mito un hombre de ropas antiguas caminaba dentro del agua sin traje de buceo y los persiguió hasta que salieron del lago”.
La experiencia sumergible que plantea el Dique Piedras Moras, está pensada tanto para quien desee hacer un bautismo subacuático como para el buzo experimentado. Durante todo el recorrido se está acompañado por un guía perteneciente a la Agrupación Buzos Deportivos Córdoba
Había gente que vivia y vive actualmente en Almafuerte y que vivieron en este pequeño pueblo antes de que se cerraran las compuertas del Piedras Moras, pero obviamente fueron reubicados. Eran los que estaban encargados de la vieja usina o cuidadores de estancias, hay un buzo muy conocido que se guió a través de la ubicación de quienes vivieron allí y asi logro dar con algunas construcciones.
Un pasado latente
En 1912 se instaló por primera vez una usina eléctrica en el cauce del río tercero, al realizar las obras para un nuevo dique, dicho generador eléctrico fue retirado, pero aún quedan vestigios de lo que fueran las bases para los generadores y galpones de estilo inglés construidos de piedra maciza y tallada a mano, donde se ubicaban los transformadores y demás elementos.
La misma empresa llevó a cabo la construcción, aguas arriba, de un pequeño dique en un paraje llamado La Cascada, que llevaba ese nombre por un gran salto natural de agua en el cauce del río, la construcción del dique y edificios aledaños data de 1914 y fue conocida mientras funcionó y hasta la actualidad como Usina La Cascada, que dejó de funcionar en 1979 cuando se comenzó el llenado del dique de Piedras Moras.
Este dique y el edificio principal de generación eléctrica, conductos de agua, lugar donde iban las turbinas y demás quedaron sumergidos, asomándose por fuera del agua los últimos dos metros de la imponente construcción.
De 1972 a 1979 se construye el dique Piedras Moras, que lleva este nombre por el color de las rocas aledañas al cauce original del Río Tercero en esa zona. Con una profundidad máxima de 53 metros y una superficie de 830 hectáreas, se encuentra a 409 metros sobre el nivel del mar.
El dique Piedras Moras ofrece un entorno ideal para deportes acuáticos. Está prohibida la navegación a motor, aquí es posible realizar actividades a remo, a vela o buceo.
Además, este lago, que representa el último trayecto en el extenso recorrido del río tercero, ofrece diversos paradores de playa que le brindan servicio gastronómico al visitante, no sólo en el día, sino también durante la noche. También, un espacio para eventos sociales y un club de vela.
Con Información del Territorio e METRO