Lo primero que llama la atención es la relación precio-calidad. Es un cuadro pequeño, de 32 por 22 centímetros, pintado en pasteles y sin ninguna pretensión. Su precio, 140 mil pesos. O al menos eso es lo que pretende por él su dueño, un tal Hariolus, vecino del barrio de San Nicolás. Pero lo que sorprende de verdad es el autor, o quien Hariolus dice que es su autor, Adolf Hitler.
Hasta ayer, el cuadro seguía a la venta en Mercado Libre. En la publicación Hariolus explica que el cuadro perteneció a su suegro, soldado en el ejército alemán, que estuvo escondido durante años hasta que el hombre murió y que fue su yerno quien decidió ponerlo a la venta. Aclara, además, que no tiene forma de certificar la autenticidad, pero jura que es original “100 por 100”.
El cuadro es uno de los cientos de objetos nazis o vinculados al nazismo que siguen circulando por internet. Algunos con precios insignificantes, y otros con cifras altísimas. Pero lo cierto es que setenta años después de su muerte, la imagen de Hitler continúa generando atracción.
“La mayor parte de esos objetos no son históricos, es decir que no hay un interés histórico, entonces, yo entiendo que hay cierta afinidad con la ideología”, señala el fiscal Gustavo Galante, a cargo de Unidad Especializada en Discriminación de la Ciudad. Y agrega: “Lo primero que debemos ver es si se trata de un objeto de colección o una réplica, y ver cuál es la intención de quien lo vende porque puede tratarse de propaganda o incitación al odio racial o religioso y eso sí es un delito que debe ser sancionado”.
En marzo de este año, la fiscalía secuestró once ejemplares de “Mi Lucha”, la autobiografía de Hitler, que se vendían en una librería de Diagonal Sur. El local terminó cerrado por violar la ley 23.592 que considera un delito la propaganda discriminatoria. Semanas atrás, después de una denuncia hecha por la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), la fiscalía encontró monedas, estampillas y llaveros con símbolos nazis que se vendían en una feria de Casa y Pesca en La Rural. Y a los pocos días, un grupo de alumnos de un colegio alemán fueron sancionados por ir disfrazados con esvásticas a una fiesta de disfraces en Bariloche.
Según un informe de la DAIA, el año pasado, las denuncias por antisemitismo presentadas en la entidad aumentaron 55 por ciento con respecto al año anterior.
“No podemos saber si son hechos marginales o multitudinarios, pero existen”, asegura Galante. Y basta con poner alguna palabra clave en los sitios de venta por Internet para verlo. Hay cientos de estampillas y monedas que no superan los cien pesos y también replicas de los cascos que usaba el ejército alemán por 400.
Pero también se pueden encontrar objetos más caras como el ejemplar original de Hitler In Seinen Bergen que se vende en Nuñez. Se trata de un libro de su fotógrafo personal, Heinrich Hoffmann, con imágenes del jefe nazi durante sus días de descanso en la montaña. El valor: 15 mil pesos. En Adrogué, hay quien ofrece un cuadro con 90 estampillas del Tercer Reich por 22.500 pesos. Hay también una colección de ocho discos de época por 4.800 y un libro autografiado por Hans-Ulrich Rudel, un jefe nazi, por 6.000. “Nos da las claves para comprender la psicología, la filosofía y los valores sociales del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Una edición anotada para poder entender mejor el contexto militar y social de la Alemania nazi”, asegura su vendedor.
Y mientras Hariolus espera vender el paisaje de su suegro, un tal licenciado Lichtajovinchk, especialista en “arte visual abstracto en la Universidad de Kosovo”, le propone certificar la autenticidad del cuadro de Hitler con pruebas de carbono 14. Entusiasmo, el licenciado asegura que el cuadro cuesta mucho más, y la describe como si es el supuesto autor fuera tan solo pintor: “Esta exquisita obra de arte se trata del misterioso Paisaje de Vergsk pintado por el mismísimo Adolf Hitler durante la década del 20′ mientras cumplía sentencia en la antigua república de Weimar, donde también publicó su espectacular autobiografía Mein Kampf, Mi lucha”.
Setenta años después de una de las peores masacres de la humanidad, los objetos circulan de la misma manera en que se venden televisores, zapatillas o cartucho para impresoras. Todo en un solo click.
Por: Mariana García