Jack Andraka tiene 19 años y una historia para contar frente a un auditorio ansioso por escucharlo. Es norteamericano, verborrágico, carismático y expresivo. Pero, por sobre todas las cosas, es un joven dispuesto a tratar de que haya menos muertos por cáncer en el mundo. Su lucha, como la de tantos otros médicos, científicos y estudiosos, es a favor de la vida. Es con un fin único y determinante: lograr que las células cancerígenas que destruyen los cuerpos humanos pierdan más batallas que las que ganan.
A los 13 años, y cuando estaba cursando el 8° año de la escuela, Andraka se dio cuenta de que la biología lo apasionaba y lo mantenía alejado de las actividades normales de un adolescente. Lo suyo no eran los deportes ni los juegos grupales con sus amigos. Él quería hacer experimentos y encontrar una fórmula para combatir el cáncer de páncreas. Ese interés particular y diferente identificó su camino.
“Un amigo de mi familia, que era como un tío para mí, falleció de cáncer de páncreas. Entonces me propuse buscar respuestas ante esta enfermedad”, explicó en la presentación del Inc Monterrey, un encuentro que concentra a emprendedores de todo el mundo. La enfermedad de ese amigo de su familia fue el puntapié inicial. A partir de ese momento comenzó a investigar y a transitar temas poco habituales para alguien de su edad.
Con una multitud atenta, Andraka contó detalles de sus estudios para lograr una detección temprana del cáncer de páncreas, que también se puede aplicar al de ovarios y pulmón. “Encontré una base de datos de más de 8.000 proteínas y me las puse a investigar. Buscar modelos de cánceres fue como jugar al Pokemón”, contó. Simpático y extrovertido, durante su presentación buscó incentivar a los jóvenes para que no se desanimen si el objetivo que tienen por delante es complejo.
“El 85% de los cánceres de páncreas se detectan tarde. ¿Por qué tardamos tanto?, me pregunté. Tiene que haber una mejor solución”, explicó. Empezó a realizar ensayos con información que encontró en internet. Le pidió a su madre que le comprara tubos de ensayo en vez de regalarle juguetes, y ocupó su tiempo fuera del colegio en hacer pruebas de ensayo y error como las que suelen hacer los científicos.
Andraka tardó poco tiempo en progresar. “Comencé haciendo experimentos en el jardín de mi casa pero necesitaba tener un laboratorio. Solo quería eso”, indicó. Entonces se le ocurrió mandarles un mail a 200 profesores universitarios para contarles que estaba intentando progresar en la lucha contra el cáncer. Él pensaba que tendría una respuesta masiva pero solo uno le contestó. El oncólogo Aniban Mairtranm, del hospital John Hopkins, fue el único que creyó en su experimento. Ese médico aseguró hace poco tiempo que estamos en presencia de “el Edison del siglo XXI”, en referencia al popular inventor norteamericano.
“En la actualidad el cáncer de páncreas es la tercera causa de muerte en los Estados Unidos”, indicó Andraka, y es por eso que busca redoblar su esfuerzo. En estos últimos meses trabajó en la creación de nanorobots que puedan atacar a las células cancerígenas una por una sin dañar al resto. Según sus estudios, una persona podría estar libre de cáncer en solo seis semanas.
“¿Saben cuál fue la dificultad más grande que tuve para progresar en el experimento? ¿El respaldo económico? ¿La falta de tiempo? No, el acceso a la información”, aseguró. El joven norteamericano se quejó de la dificultad que tiene la gente para acceder a los artículos científicos. “Esos artículos cuestan 35 dólares mientras que un juguete vale 0,99 centavos de dólar. Es un mensaje para aquellos que piden que los chicos estudien ciencia”, señaló. Y agregó, “un porcentaje muy pequeño de la sociedad tiene acceso a información científica. Es ridículo”.
Las últimas estadísticas de la Sociedad Americana contra el Cáncer indican que el de páncreas es uno de los más letales. En gran parte se debe a la imposibilidad de detectarlo temprano. En las pruebas preliminares, el test inventado por Andraka alcanzó un 100% de efectividad. Aunque aún no fue comercializado, generó una gran esperanza en los médicos que trabajan a su lado.
Joven, talentoso, atrevido, observador y emprendedor. Aún no cumplió 20 años y ha logrado avanzar exponencialmente en la lucha contra tres cánceres. Todas las semanas mueren cientos de personas en el mundo a causa de esa enfermedad, y otras tantas pelean para sobrevivir a los tumores malignos.
Andraka trabaja por ellos y para que en el futuro sean menos los que mueran. Dice que es un optimista y que está convencido del trabajo en equipo. “Si un chico de 13 años puede encontrar la forma de combatir el cáncer, imagínense lo que podríamos hacer todos nosotros si trabajamos juntos”, concluyó, con una sonrisa impresa en su rostro juvenil.
Por Joaquín Mugica Díaz