Los que optan por la bicicleta para desplazarse por las ciudades pesan –en promedio– cuatro kilos menos que las personas que se mueven en automóvil. Lo reveló un estudio del proyecto Pasta que se realiza desde hace dos años en varias ciudades de Europa, y confirmó que el esfuerzo que significa pedalear es un gran beneficio para la salud.
El proyecto Pasta (que es la sigla de Actividad física a través de Aproximaciones de Transporte Sustentable, en inglés), financiado por la Unión Europea y publicado ayer en Bruselas, consistió en una encuesta a 11.000 voluntarios de siete ciudades para averiguar qué medios de transporte utilizan y cuánto tiempo dedican cada día a desplazarse. También consideraron la altura y el peso de los participantes. Se hizo en las ciudades de Amberes (Bélgica), Örebro (Suecia), Barcelona (España), Londres (Inglaterra), Viena (Austria) y Zurich (Alemania).
Al evaluar los resultados se consideró la edad de los participantes, ya que normalmente la gente más joven es más delgada. Además es la que más usa la bicicleta. También consideró factores como los ingresos, el deporte que practica en su tiempo libre, su formación y consumo de alcohol y tabaco.
A través del estudio, la Unión Europea busca impulsar un transporte sostenible y saludable, sobre todo la movilidad a pie y en bicicleta. “Ser más activo puede hacer a una persona más sana, ahorrar dinero y mejorar su vida”, señala el experto británico en transporte y asesor del proyecto Adrian Davies. “En vez de ir al gimnasio, piense por ejemplo si puede ir a trabajar en bicicleta”, recomendó. Los ciclistas suelen estar en forma. Sólo una hora de bicicleta quema más de 500 calorías, dependiendo de la inclinación y de la velocidad. Es una excelente forma para conseguir que el ritmo cardíaco mejore. Esto hace que disminuya el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares en personas mayores, según había descubierto un estudio científico de 2013.
Además, al usar la bicicleta, se usan una gran variedad de músculos, como los cuádriceps, los isquiotibiales y hasta el corazón. Por otra parte, al montar en bici no se ejerce presión sobre las articulaciones, como sí ocurre al correr o con otras formas de ejercicio cardiovascular. El ciclismo es considerado un deporte de bajo impacto. También se sabe que andar en bicicleta aporta más energía en comparación con las personas que no son ciclistas. En un estudio de 2008, los investigadores habían detectado que tras seis semanas de bici a una intensidad baja y moderada la sensación de fatiga disminuía y se incrementaban los niveles de energía.
Consultado por Clarín, Jorge Navarro, presidente de la Sociedad Argentina de Lucha contra el Sedentarismo dijo que “el ciclismo urbano ayuda a preservar el peso saludable. En el caso de las personas con sobrepeso u obesidad, deberían antes ver al médico para ver si pueden adopta el hábito de la bicicleta. En el caso de Buenos Aires, desde 2010 tiene bicisendas, pero se está produciendo un cambio cultural para que más gente se incorpore al ciclismo”.