Un ejemplo de vida: Hay que “remarla” y no bajar los brazos

Un grupo de mujeres que sobrevivieron al cáncer de mama se reúnen a remar, actividad que fortalece su recuperación y disminuye el riesgo de reincidir en la enfermedad.

Tienen entre 25 y 82 años, y un factor en común muy particular: todas son mujeres que vencieron el cáncer de mama y reman juntas para lograr una mejor recuperación y disminuir los riesgos de volver a reincidir en la enfermedad, que es la primera causa de muerte por tumores en mujeres en la Argentina.

Son 25 las Rosas del Plata (así se hacen llamar) que se reúnen los sábados a remar en Tigre, dando un mensaje de esperanza y positividad a todas aquellas mujeres que también fueron víctimas de este cáncer.

“Queremos demostrar que se puede. Muchas mujeres después de superar la enfermedad quedan con una sensación de miedo que algunas traducen en aislamiento, encerramiento y depresión. Entonces no se animan de salir de sus casas y se mantienen en reposo porque tienen temor a mover el brazo o enfermarse, aún cuando ya tienen el alta”, dice Matilde Yahni, médica clínica, sobreviviente del cáncer y remera del grupo.

A todas ellas, las Rosas del Plata las invitan a ir a remar, aunque sea un día para vivir la experiencia. “Encontramos en el remo una forma de sobrellevar la enfermedad en grupo. El remo beneficia la recuperación de la musculatura del pecho, y ayuda al drenaje linfático afectado por la extirpación de ganglios”, señala Alejandra Godoy, una de las pioneras del grupo.

“Todas pasamos por distintos estadios de mama. Algunas tuvieron que hacer quimioterapia, otras radioterapia, cirugía, hay de todo. Pero, lo que sobran son ganas de salir adelante y buena onda. Realmente, hay una gran alegría cuando nos juntamos a entrenar”, agrega Yahni.

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Recuperarse remando

El cáncer de mama es uno de los más frecuentes en las mujeres: se estima que 1 de cada 8 tendrá la enfermedad en algún momento de su vida. Sin embargo, tomado a tiempo y en un estadio temprano, el porcentaje de curación es del 98%.

“Por otro lado, está comprobado que hacer ejercicio 3 veces por semana al menos una hora reduce la recurrencia del cáncer de mama en un 50%. Es más, la mujer que nunca tuvo, si hace ejercicio tiene 50% de posibilidades menos de padecerlo a aquella que no hace”, explica Yahni.

Las Rosas del Plata tomaron la iniciativa de la organización Abreast in a Boat (AIAB), que nació Canadá, en 1996, a raíz de un trabajo de investigación del doctor Donald C. McKenzie, de la Universidad de British Columbia, quien demostró la importancia del ejercicio del torso y los brazos en la recuperación después del tratamiento de este tipo de cáncer.

“Él sostiene que el remar hace que a estas mujeres se les deshinchen los brazos, estén de mejor humor y no repitan el cáncer. Por eso creó un grupo de remo con quienes padecieron la enfermedad”, agrega la médica.

Además de los beneficios físicos, Yahni insiste en que “es increíble porque después de cada remada hay una cosa de comunión y alegría fantástica entre todas. Así que no importa cuándo fue el diagnóstico. La convocatoria es a cualquier mujer que tuvo cáncer de mama en algún momento de la vida”. A este requisito se suma el haber pasado al menos 6 meses de la cirugía o tratamiento y el tener el certificado médico que permita hacer actividad física.

Hoy estas remeras se proponen un nuevo objetivo de convertirse en una asociación para juntar donaciones y así adquirir un bote dragón, una embarcación de origen chino que es ideal para su condición y para competir con otras remadoras y sobrevivientes del cáncer que también se entrenan en otras partes del mundo.