El miércoles 19 de octubre no será un día cualquiera para la política internacional: el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton tendrán su última oportunidad de verse cara a cara para convencer a los votantes de que son los indicados para suceder a Barack Obama y gobernar Estados Unidos durante 4 años.
Pero además, le darán un mensaje al mundo entero sobre cuál será el rumbo de la potencia económica mundial en caso de que resulten victoriosos.
EL DEBATE
Trump llegó al primer debate de finales de septiembre en Long Island (Nueva York) prácticamente empatado con Clinton en las encuestas, tras seguir una estrategia de moderación del mensaje.
Sin embargo, las acusaciones de acoso sexual por parte de varias mujeres y la divulgación de un vídeo de 2005 con declaraciones denigrantes del magnate sobre las mujeres reveladas poco antes del segundo careo en San Luis (Missouri) el pasado día 9, devolvieron al multimillonario al ataque con tono agresivo.
Por el contrario, la aspirante demócrata recibió múltiples apoyos públicos en campaña de la primera dama Michelle Obama, que goza de una de las imágenes positivas más altas del país. Precisamente, las últimas encuestas en el estado, cuya población hispana representa el 27,8 % y supone el 17 % de los posibles votantes, sitúan a Clinton ligeramente por delante, con 2,5 puntos porcentuales de ventaja.
Trump necesitará hacer un gran papel en Las Vegas para poder repuntar. Fiel a su estilo, ya dejó en claro que no necesita dedicar demasiado tiempo a preparar el debate, ya que confía en su propio instinto ante el careo, uno de los estados más disputados y que pueden decantar la victoria de las elecciones del 8 de noviembre.