Al candidato republicano Donald Trump le están costando caras las provocaciones que viene lanzando en su campaña por la presidencia de Estados Unidos. Ayer le llovieron críticas de todos los sectores por haber afirmado que los amantes de las armas pueden “hacer algo” para detener a su rival, la demócrata Hillary Clinton, lo que muchos interpretaron como un llamado a la violencia.
“Denme un respiro”, pidió, visiblemente molesto por los cuestionamientos, e inmediatamente recurrió al remanido argumento de que el periodismo había tergiversado sus palabras. “Los medios están desesperados por distraer la atención de la posición anti-Segunda Enmienda de Clinton. Lo que dije es que los ciudadanos partidarios de la Segunda Enmienda deben organizarse y salir a votar para salvar a nuestra Constitución”, aclaró en su cuenta de Twitter.
La disputa tiene que ver con las posiciones encontradas que hay respecto a la Segunda Enmienda, el artículo de la Constitución que defiende el derecho a portar armas. La demócrata, en la misma línea que el presidente Barack Obama, impulsa un cambio en las leyes para restringir el uso de armas de guerra, en virtud de la serie de ataques que hubo en el país. El republicano, en cambio, defiende la norma.
En un acto celebrado el martes en Carolina del Norte, Trump insistió en uno de sus habituales ataques a Clinton, al asegurar que su rival demócrata “quiere esencialmente abolir la Segunda Enmienda”. Lo que causó estupor fue el comentario que le agregó a la frase. “Por cierto, si (Hillary) consigue elegir jueces no va a haber nada que podamos hacer, aunque para la gente que defiende la Segunda Enmienda quizá sí que hay algo que pueden hacer. No lo sé”, afirmó.
Inmediatamente, las críticas en las redes sociales y los medios de comunicación, especialmente en el bando demócrata, no se hicieron esperar al expresar indignación por lo que fue considerado una incitación a la violencia.
“Trump emplea amenazas de muerte porque es un cobarde patético que no es capaz de asimilar el hecho de que está perdiendo frente a una mujer”, señaló la senadora demócrata por Massachusetts, Elizabeth Warren, una de las más feroces críticas del candidato republicano.
Hillary, por su parte, salió al paso subrayando en su cuenta de Twitter que “una persona que busca ser presidente de Estados Unidos no puede sugerir la violencia de ninguna de manera”.
Una de las reacciones más contundentes provino del ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el general retirado Michael Hayden, quien recalcó que “si otra persona hubiera dicho eso fuera del salón, estaría en la parte de atrás de una furgoneta de policía ahora con el Servicio Secreto siendo interrogado”.
También hubo críticas desde el Partido Republicano. “Suena como una broma que salió mal. Espero que aclare esto muy rápido. Uno nunca debe bromear sobre algo como eso”, advirtió el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
Los demócratas aprovecharon las declaraciones para reforzar la idea de que Trump no es capaz de controlar las cosas que dice, mucho menos las decisiones que tomaría si alcanzara la presidencia. Ese mismo martes a la noche el equipo de Clinton buscó fondos utilizando el exabrupto de Trump: pidió por mail a sus partidarios que aportaran un dólar para “demostrar que en Estados Unidos no toleramos esta clase de política”.
El magnate, en tanto, recurrió a la controversia para reforzar un argumento de que los medios lo tratan injustamente. “Seamos serios por favor. No puede haber otra interpretación”, enfatizó ante la cadena Fox News.
El hecho es que a menos de cien días de las elecciones los insólitos comentarios del republicano vuelven a agitar una campaña cargada de ataques y controversias que, en otras ocasiones, hubiesen acabado con las posibilidades electorales del candidato.
Las declaraciones exageradas y deliberadamente confusas, que en un primer momento lo ayudaron a captar voluntades, ahora le están jugando en contra al magnate inmobiliario. Inclusive entre los votantes de su propio partido. Según el último sondeo de Ipsos, uno de cada cinco votantes republicanos está a favor del retiro de Trump de la carrera a la Casa Blanca.