Las malas noticias siguen lloviendo para el candidato republicano Donald Trump. La semana pasada trascendió que hizo negocios con Cuba en tiempos de Fidel Castro, violando el embargo. Ahora afirman que también tuvo vínculos con Irán, al alquilarle a un banco de Teherán una oficina en Nueva York de 1998 a 2003.
Se trata de un banco en la “lista negra” estadounidense de las instituciones iraníes vinculadas al terrorismo y el programa nuclear. Lo reveló el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, al que adhieren medios como el New York Times y el Guardian, que reveló a principio de año los llamados Panamá Papers.
El grupo inmobiliario de Trump, según surge de la investigación, heredó como inquilino al Bank Melli, uno de los mayores bancos controlados por el Estado iraní, cuando compró el General Motors Building sobre la Quinta Avenida, frente al ingreso al Central Park.
Pese a que el Departamento del Tesoro estadounidense en 1999 incluyó al banco en el grupo de instituciones financieras a sancionar por sus vínculos con el gobierno de Teherán, Trump siguió durante años alquilando al Bank Melli.
El banco fue usado por Teherán -según las acusaciones- para obtener “materiales sensibles” para llevar adelante su propio programa nuclear.
Entre 2002 y 2006, además, para las autoridades estadounidenses el Bank Melli fue usado para financiar una unidad de la Guardia Revolucionaria que al parecer promovió ataques terroristas.