1. Comer de forma saludable
En los últimos años los hábitos de alimentación han cambiado y hemos pasado de llevar una dieta sana a empezar a tomar algunos alimentos que no lo son tanto.
Es fundamental queaprendan el hábito de comer de forma saludable entre los cinco, seis y siete años. A partir de los diez será muy difícil conseguir que cambien sus costumbres a la hora de elegir sus alimentos y decidir lo que les gusta o no les gusta.
2. Variedad y equilibrio
Habrá que intentar que tomen verdura preparada de formas muy diferentes, para que vayan descubriendo distintos sabores asociados a la comida sana. El mismo plato de acelgas cada dos días provocará que «cojan manía» a toda la verdura. La podemos cocinar con bechamel, queso o puré de patata para que les vaya gustando. Lo mismo ocurre con la fruta: el típico plátano para merendar o almorzar en el colegio les puede llegar a aburrir.
3. Cuidado: lo imitan todo
Muchas veces los niños imitan a sus padres a la hora de comer: «Como a mi padre no le gusta la fruta, a mi tampoco. Mi madre no me va a reñir porque él tampoco se la come». Tenemos que tratar de evitar que asocien nuestros gustos con los suyos. En la mesa, lo ven y lo escuchan todo.
4. Cocinar y congelar
A veces, preparar verdura o guisos más sanos nos quita mucho tiempo y es más trabajoso. Lo más práctico es cocer verdura o cocinar legumbres en grandes cantidades para congelar y darle después al niño su ración cuando le toque. Siempre son mejores los alimentos sanos, aunque estén congelados, que recurrir a la comida rápida y a las patatas fritas.
5. Crear hábitos de alimentación
Si no les gusta la comida que hay ese día (alcachofas), le decimos que coma menos que los demás. Verá que al resto de la familia sí le gustan y que es «normal y habitual» comer alcachofas. A lo mejor dentro de un tiempo le terminan gustando o se las terminará comiendo ¡porque tiene más hambre! Lo cierto es que lo asimilará como un hábito familiar.
6. ¡Esto no me gusta!
Cuando algo no les gusta, hay que respetarlo. Pero no es lo mismo que no le gusten las acelgas que la verdura en general. En ese caso, la comida se convierte en un capricho y eso no es bueno. Debe acostumbrarse a que en su casa se come «lo que hay» y que no siempre se puede elegir. Los caprichos son para situaciones especiales.
7. Alternativas bajas en calorías
Si llega a casa del cole y va directo a la nevera a buscar el batido de chocolate (envasado) que tanto le gusta… le podemos decir que ese día no hay. Y en su lugar le ofrecemos chocolate negro en tableta, pepinillos o cebolletas en vinagre o cualquier otro alimento «premio», pero que no siempre sea alto en calorías.
Asesores: Dr. José Mariano Velilla, Jefe de la Sección de Psiquiatría Infantil y de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico «Lozano Blesa» de Zaragoza. María González de la Iglesia, psicóloga infantil especializada en Trastornos de la Alimentación. Gloria Bueno, endocrinólogo pediatra del Hospital Clínico L.B. de Zaragoza.