Daniel Mantovani tiene una cuenta activa en Twitter con más de 18.000 seguidores. Su semblanza aparece en la sección de autores de la página web de Penguin Random House. Allí, los editores lo definen como “nuestro más grande escritor después de Jorge Luis Borges”. Su novela El ciudadano ilustre fue publicada por ese grupo editorial en la colección Premio Nobel y se vende en las librerías. En la portada anuncia que es “el esperado regreso del gran autor argentino”, el único ganador del Nobel de Literatura.
Si algún desprevenido se topara con el libro en una mesa de novedades podría desconcertarse frente a la faja que cubre la tapa, donde se ve a Oscar Martínez en primer plano. El actor interpreta a Mantovani en la película que le da título a la novela. ¿Entonces? Entonces, Mantovani no existe. Es un personaje de ficción como tantos otros, pero sus creadores (Mariano Cohn y los hermanos Gastón y Andrés Duprat) le inventaron una biografía, una trayectoria que incluye nueve títulos anteriores, distinciones y perfiles en las redes sociales (la cuenta de Twitter es @nobelargentino).
Ingeniosos como son, los directores de El hombre de al lado y del programa Televisión abierta se tomaron el trabajo de escribir (de editar, en realidad) la novela que Mantovani escribe en el film. En complicidad con Penguin, el libro se publicó en un volumen que incluye una biografía en la solapa (con foto de Martínez), un fragmento del texto de la Academia Sueca de Letras supuestamente leído en el acto de entrega del Nobel (“un autor que reúne un talento narrativo desbordante, casi abrumador, y la maestría del artista de la lengua”) y una cita del escritor en la contratapa donde habla de sí mismo. El falso Mantovani, además, se dio el gusto de firmar ejemplares de su libro: el día de la avant première de la película, Martínez concedió autógrafos y dedicatorias como si fuera el Nobel. Y en YouTube hay videos donde se ve al actor lookeado con las mismas gafas blancas que usa al final del film y luciendo el mal humor que caracteriza a su personaje.
Seguir el juego
Para seguirles el juego a los directores y al guionista, esta nota tendría que estar firmada por un Premio Pulitzer de Periodismo. Pero lo cierto es que convertir en realidad la obra que el protagonista de ficción escribe en el film es una acción inédita, ya que le da vida propia a un producto con un soporte diferente del original (el libro, en este caso), que podría llegar a tener reseñas reales y premios propios. Más allá de antecedentes como el Pierre Menard de Borges o el documental apócrifo sobre José Máximo Balbastro, ficticio escritor olvidado al que Martín Caparrós y Jorge Dorio dedicaron una emisión del programa El monitor argentino en 1988, el combo película-libro de Cohn y los Duprat dispara preguntas.
¿Un juego literario-cinematográfico, un hecho artístico o un simple y efectivo recurso de marketing? Todo eso. “El proyecto cinematográfico es anterior al libro. Luego apareció la idea de darle un brillo a ese proyecto con un libro escrito por un personaje de ficción. Cuando Andrés estaba escribiendo el guión, surgió el debate sobre cómo escribiría este premio Nobel y cuánto íbamos a mostrar de eso”, cuenta Gastón Duprat.
En los créditos de la novela figuran los tres como autores, aunque ellos reconocen que no se sentaron a escribirlo. “Es un libro «controlado» por nosotros, porque está hecho sobre la base del guión y de la película, con los límites que nosotros pusimos sobre qué contar, cómo y hasta dónde”, continúa Gastón. Hubo un editor literario (Marcelo Panozzo) y un publisher (el responsable de la decisión de publicarlo, Juan Boido, director editorial de Penguin Argentina).
“La idea del libro me pareció muy atractiva porque es el concepto del falsario, que es muy del mundo del arte”, dice Andrés, además de guionista, director del Museo Nacional de Bellas Artes. “Todos se entusiasmaron: desde los editores hasta escritores como Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, que leyó la novela y luego nos pidió una proyección privada para ver la película. Que aparezca un autor construido es una idea que tiene mucha tradición en el arte y en la literatura. Que se publicara en Reservoir Books, la colección que tiene a Coetzee, por ejemplo, le daba una verosimilitud interesante.” Gastón acota: “La novela funciona de manera independiente de la película. Es parte de la obra de este escritor ficticio. Está planeado que se editen todos los libros de su autoría”.
La obra de Mantovani transcurre en Salas, el pueblo donde el escritor de ficción nació, se crió y vivió hasta los 20 años, y a donde vuelve casi cuatro décadas después para ser distinguido ciudadano ilustre.
Si se cumple el plan de escribir y publicar los otros nueve libros mencionados en su biografía, además de ser el primer y único Nobel argentino de Literatura, Mantovani sumará otro récord: el del autor irreal con más novelas irreales de la historia. Un logro de fantasía para un personaje fantástico con vida propia más allá del cine.
Por el oro en Venecia
El ciudadano ilustre es la única película argentina que competirá este fin de semana por el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia. Fue elegida para exhibirse en la sección oficial junto con los últimos films de directores como Win Wenders y François Ozon. El jurado está integrado por el director Sam Mendes, la cantante y cineasta Laurie Anderson y la actriz Ciara Mastroianni.
Con Oscar Martínez en el papel protagónico, el estreno en nuestro país está anunciado para el jueves 8 de septiembre. El domingo 4, cuando se proyecte en Venecia, será su estreno mundial.