Las predicciones basadas en hechos científicos de los futurólogos más reconocidos de mediados de siglo XX parecen estar volviéndose realidad, cada vez a ritmo más acelerado, potenciadas por los diversos avances tecnológicos que se han ido dando desde la llegada de las computadoras a nivel masivo a partir de inicios de los años 80.
Uno de las tecnologías más comentadas de la actualidad es aquella quepermite prescindir de conductores al mando de vehículos de pasajeros, verdaderos pilotos automáticos que harán de la conducción más segura y eficiente a nivel mundial en el mediano plazo.
Más allá de que los cimientos tecnológicos hoy día estén dados para poder poner este tipo de vehículos autónomos en las calles de las principales ciudades del mundo, distintas trabas regulatorias impiden su aplicación a nivel masivo.
Sin ir más lejos, experiencias negativas con el revolucionario sistema “AutoPilot” de Tesla Motors -que permite relegar la conducción a un complejo sistema ofrecido en los modelos S y X de la firma de Elon Musk-ha traído gran controversia con la reciente muerte al volante de un hombre en Florida. El episodio combinó una falla en el reconocimiento de un camión con acoplado por parte de los radares y el error humano del conductor que olvidó mantenerse alerta y con las manos en el volante como recomienda el fabricante.
Son dichas trabas las que han generado que vehículos industriales, como tractores y grandes barcos cargueros, se encuentren hoy a la delantera en lo que respecta a tecnologías autónomas, debido a que se desenvuelven en espacios menos poblados y con menores posibilidades de repercutir negativamente en su entorno en caso de una falla técnica.
El gigante de los vehículos pesados CNH Industrial de la familia Agnelli que controla entre otros a firmas como Iveco y New Holland, presentó recientemente en una tradicional feria de la industria del agro en los EEUUun prototipo de tractor completamente autónomo, que permite una operación más eficiente y una productividad mayor para el propietario del campo por trabajar.
Gracias a su tecnología que combina radares con láser, múltiples cámaras y GPS, los granjeros del futuro podrán controlar los tractores a la distancia como si fueran drones, además de contar con la posibilidad de que se puedan comunicar varios vehículos entre si para de esta manera trabajar en tándem.
La industria del agro ya cuenta con varios vehículos autónomos en funcionamiento en la actualidad, pero los nuevos tractores levantan la apuesta al permitir aumentar la producción considerablemente y permitir una operación más eficiente y menos contaminante.
Por su parte, Rolls Royce, líder mundial en soluciones de propulsión aeroespaciales y marítimas que opera como un ente ajeno a la división de automóviles de super lujo propiedad del Grupo BMW, viene desarrollandonuevas tecnologías autónomas aplicadas a la industria de los buques cargueros.
Un total de 49 mega embarcaciones se han hundido sólo en 2014 y el error humano estuvo presente en todas los casos, por lo que la reconocida firma británica propone embarcaciones libres de tripulación, comandadas desde tierra y asistidas por complejos sistemas computarizados, que permitirán prescindir por completo de tripulaciones a bordo, evitando poner en riesgo vidas humanas llegado el caso de una eventual complicación en alta mar.
Los “barcos drone” serán comandados desde estaciones virtuales complementadas por realidad aumentada, que le permitirán a los capitanes en tierra vivir una experiencia lo más cercana a estar a bordo de las imponentes embarcaciones. Tareas como navegación y de control de motores serán delegadas a sistemas automatizados, haciendo de la navegación una más segura, económica y más amigable con el medio ambiente.
En definitiva, tierra mar y aire serán conquistados en el corto plazo por asistentes robotizados que tomarán el control de vehículos de pasajeros e industriales, embarcaciones, aviones y trenes. Quedará por verse quienes serán los primeros en adoptar dicha tecnología de manera masiva, logrando superar en primera instancia las distintas trabas regulatorias.
Por Nicolás Villar
