Demoraron horas. Casi un día. De hecho, a las 7:00 del miércoles a la fiscal del caso aún se la podía ver en el monasterio del escándalo.
Luego de una ardua tarea, peritos de la Policía Bonaerense con asistencia de funcionarios del Banco Provincia terminaron de contar los billetes que quería esconder el ex secretario de Obras Públicas José López. Los fajos acumulados sumaron la friolera de USD 8.982.000, según confirmó el ministro de Justicia bonaerense Gustavo Ferrari.
El funcionario informó datos increíbles. Por ejemplo, las máquinas que llevaron los especialistas para acelerar el conteo sirvieron de poco porque muchos de los billetes estaban húmedos, con rastros de haber estado enterrados recientemente o escondidos en algún oscuro galpón.
Quizás esa respuesta la tenga sólo López, que mañana tendrá la posibilidad de defenderse en declaración indagatoria ante el juez federal Daniel Rafecas, quien ya lo investigaba por enriquecimiento ilícito durante sus años de gloria en el kirchnerismo.
“Es una cantidad que estremece los sentidos al escucharla y al verla. Es una de las manifestaciones más brutales. Parece surrealista todo, de Almodóvar, pero tiene un realismo brutal”, analizó Ferrari en diálogo con Luis Novaresio en radio La Red.
El ex número 2 de Julio De Vido pasó la noche alojado en Moreno. Estuvo escoltado todo el tiempo por dos policías desarmados. Quienes tuvieron contacto con él dicen que está “muy deprimido”.
La gobernadora María Eugenia Vidal ordenó una custodia especial para preservar el monasterio del escándalo, ubicado en General Rodríguez. Los investigadores sospechan que allí aún quedan indicios por analizar. Es más, ayer la Policía Bonaerense pidió asistencia de la AFIP para que envíen perros rastreadores de dinero. En caso de que apareciera alguna señal, llevarán máquinas especiales para remover tierra, similares a las que se usaron en Santa Cruz durante los operativos por la ruta del dinero.
Tras la detención de López, todos los ojos quedaron sobre la figura del diputado De Vido, que hoy debiera mostrarse públicamente a las 10:30, momento en que la Cámara debatirá paradójicamente una ley de blanqueo.