El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, asumió la presidencia interina después de que el Senado votara suspender a a Dilma Rousseff e iniciarle un juicio político por 180 días.
La ceremonia comenzó luego de la jura de los nuevos ministros. Ante un auditorio repleto y las cámaras de los medios del mundo, Temer definió las prioridades de su gestión. El saneamiento de la corrupción, la unión del pueblo brasileño y la recuperación económica fueron los princiaples temas.
Temer buscará cerrar las grietas que existen en su país. Bajo la frase “pacificar la Nación y unificar a Brasil” resumió uno de los desafíos más grandes que tendrá en lo social. Prometió mantener los planes sociales que se habían instrumentado durante la administracion de Dilma y aseguró que ningún brasileño perdería los derechos adquiridos.
En lo que atañe a la estructura política, el titular del Poder Ejecutivo nacional buscará hacer cambios en todos los niveles. “Vamos a revisar el Pacto Federal. Estados y municipios deben tener verdadera autonomía”.
“Brasil vive hoy su peor crisis económica. Tenemos 11 millones de desempleados, una inflación de dos dígitos, grave. La situación de la salud pública es caótica”, enumeró. Este escenario se subsanaría si el sector privado vuelve a generar puestos de trabajo y si se ordean las cuentas públicas.
El flamante mandatario afirmó que “es necesario recuperar la credibilidad de Brasil, tanto en el concierto interno como en el extranjero”. Para Temer, “los Poderes Ejecutivo y el Legislativo necesitan trabajar en armonía. Tenemos que gobernar en conjunto”.
Pese a que en términos legales su mandato es interino y por sólo 180, Temer habló de proyectos a largo plazo. “Tenemos que alcanzar la democracia de la eficiencia. Quiero contar con la colaboración del Parlamento y de todo el pueblo brasileño”, concluyó.