Entre esos países suman 5,3 de los 8,8 millones de toneladas métricas que anualmente son arrojadas al mar, y de los que hasta 3,53 millones corresponden exclusivamente a China, de acuerdo a un informe publicado por la revista Science, informó la agencia EFE.
La principal razón por las que China, Indonesia, Filipinas, Vietnam y Tailandia sean los principales contaminantes de plásticos en el mar es su rápido crecimiento económico, con el consecuente aumento del consumo y de los desperdicios.
Según otro informe de Ocean Conservancy, previo a la celebración mañana del Día Mundial del Agua, ni los sistemas de gestión de desperdicios ni las infraestructuras de reciclaje de estos países se desarrollan al mismo ritmo, por lo que una parte considerable de la basura acaba en el mar.
Uno de los efectos directos de la presencia de todo tipo de plásticos en los océanos es la muerte de un gran número de animales marinos por la ingesta o estrangulación debido a la cantidad ingente de bolsas, botellas, cánulas o tapones que hay en las aguas.
De acuerdo con datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, unos 100.000 ejemplares de fauna marina mueren todos los años por ese motivo.
En el caso de Filipinas, se calcula que un 20 por ciento de los desperdicios plásticos llegan al mar, es decir, unas 550.000 toneladas al año.
“El reciclaje en Filipinas es prácticamente inexistente”, explicó el representante de la Alianza Global Anti-incineración (GAIA, sus siglas en inglés) Paeng López, que aboga por una mejora en el sistema de procesamiento de basuras.
“Hay muchísimos puntos débiles en la gestión de desperdicios en Filipinas: desde la forma en la que se recoge, cómo se transporta y los vertederos a donde se llevan”, afirmó, según un despacho de EFE.
“Las posibilidades de que en todo ese proceso algún desperdicio llegue al mar son muy elevadas”, agregó.
Para grupos como el Observatorio de la Fauna Marina de Filipinas, las estimaciones están por debajo de la realidad y hay fuentes de contaminación importantes que no se están teniendo en cuenta.
“No se habla por ejemplo de la cantidad de plásticos que echan al mar todos las embarcaciones que navegan constantemente de una isla a otra en Filipinas”, sostuvo por su parte AA Yaptinchay, el fundador de esta agrupación que defiende uno de los mayores tesoros filipinos: la gran variedad y riqueza de sus fondos marinos.
“Desde grandes transbordadores de pasajeros a los pequeños barcos tradicionales, ninguno tiene un sistema para deshacerse de sus desperdicios, así que la gran mayoría de ellos lo echan al mar directamente”, señaló.
La contaminación de plásticos no sólo afecta a incontables animales marinos, sino que en última instancia las sustancias tóxicas acaban en el organismo humano.
“Los químicos que se utilizan para fabricar los plásticos son ingeridos por los peces que al final nos terminamos comiendo nosotros”, indicó Yaptinchay.
“Las corrientes marinas hacen que los plásticos se desplacen con muchísima facilidad y por lo tanto no son solo nuestras aguas las que estamos contaminando, son las aguas de todos los países del mundo”, señaló.
La principal razón por las que China, Indonesia, Filipinas, Vietnam y Tailandia sean los principales contaminantes de plásticos en el mar es su rápido crecimiento económico, con el consecuente aumento del consumo y de los desperdicios.
Según otro informe de Ocean Conservancy, previo a la celebración mañana del Día Mundial del Agua, ni los sistemas de gestión de desperdicios ni las infraestructuras de reciclaje de estos países se desarrollan al mismo ritmo, por lo que una parte considerable de la basura acaba en el mar.
Uno de los efectos directos de la presencia de todo tipo de plásticos en los océanos es la muerte de un gran número de animales marinos por la ingesta o estrangulación debido a la cantidad ingente de bolsas, botellas, cánulas o tapones que hay en las aguas.
De acuerdo con datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, unos 100.000 ejemplares de fauna marina mueren todos los años por ese motivo.
En el caso de Filipinas, se calcula que un 20 por ciento de los desperdicios plásticos llegan al mar, es decir, unas 550.000 toneladas al año.
“El reciclaje en Filipinas es prácticamente inexistente”, explicó el representante de la Alianza Global Anti-incineración (GAIA, sus siglas en inglés) Paeng López, que aboga por una mejora en el sistema de procesamiento de basuras.
“Hay muchísimos puntos débiles en la gestión de desperdicios en Filipinas: desde la forma en la que se recoge, cómo se transporta y los vertederos a donde se llevan”, afirmó, según un despacho de EFE.
“Las posibilidades de que en todo ese proceso algún desperdicio llegue al mar son muy elevadas”, agregó.
Para grupos como el Observatorio de la Fauna Marina de Filipinas, las estimaciones están por debajo de la realidad y hay fuentes de contaminación importantes que no se están teniendo en cuenta.
“No se habla por ejemplo de la cantidad de plásticos que echan al mar todos las embarcaciones que navegan constantemente de una isla a otra en Filipinas”, sostuvo por su parte AA Yaptinchay, el fundador de esta agrupación que defiende uno de los mayores tesoros filipinos: la gran variedad y riqueza de sus fondos marinos.
“Desde grandes transbordadores de pasajeros a los pequeños barcos tradicionales, ninguno tiene un sistema para deshacerse de sus desperdicios, así que la gran mayoría de ellos lo echan al mar directamente”, señaló.
La contaminación de plásticos no sólo afecta a incontables animales marinos, sino que en última instancia las sustancias tóxicas acaban en el organismo humano.
“Los químicos que se utilizan para fabricar los plásticos son ingeridos por los peces que al final nos terminamos comiendo nosotros”, indicó Yaptinchay.
“Las corrientes marinas hacen que los plásticos se desplacen con muchísima facilidad y por lo tanto no son solo nuestras aguas las que estamos contaminando, son las aguas de todos los países del mundo”, señaló.