Cuando se ama el deporte y estar en forma, a menudo se tiende a endurecer cada vez más las rutinas de ejercicio para obtener mayores resultados. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay un punto en el que el cuerpo empieza a rebelarse porque la cantidad y la intensidad de la actividad física le resultan excesivas.
Esto le ocurre incluso a los que están en mejor forma. Como a Anna Kaiser, creadora del sistema de entrenamiento AKT In Motion y entrenadora personal de famosas como Shakira, Karlie Kloss o Sarah Jessica Parker. La gurú del fitness declaró en una entrevista con New York Magazine haberse enfermado por el exceso de entrenamiento: “Llegó un punto en mi vida en el que entrenaba demasiado y demasiado duro. Me enfermé. (…) Desafortunadamente, a veces estas cosas pasan: atravesamos períodos en los que lo llevamos demasiado lejos. Es algo que hay que aprender, sobre todo si sos una persona apasionada.”
Jim Pivarnik, doctor y profesor de kinesiología en la Universidad de Michigan también lo corrobora: “Aún asumiendo que se esté lo suficientemente en forma como para hacer un entrenamiento duro, hacer demasiado ejercicio puede llevar a enfermarse o lesionarse. Estar en condiciones óptimas está a un paso de caer por el precipicio de los problemas”.
Entonces, ¿dónde está el límite? ¿Cómo podemos saber si estamos entrenando de más (en cantidad o intensidad)?
Kaiser opina que “nadie debería hacer ejercicio durante más de 60 o 90 minutos, cuatro o cinco días a la semana” y que lo más importante es saber cuándo parar. Para ello, hay que saber escuchar las señales del cuerpo, que son las que dirán sin lugar a dudas si te estás esforzando demasiado:
1. Tardar en recuperarse
Hay un claro indicador de que uno se pasó de la raya entrenando y es sentirse incapaz de recuperarse tras un entrenamiento: “Cuesta respirar, no tenés energía, sentís dolor al instante y por más agua que tomes nunca parece ser suficiente. Si pasa esto es que fue demasiado”, asegura Kaiser.
El Doctor Pivarnik puntualiza que tardar un poco en recuperar el aliento justo después de un entrenamiento intensivo es normal. Pero, en efecto, no poder recuperar la respiración tras varios minutos de haber parado es una señal definitiva de que algo va mal.
2. Tener las pulsaciones altas por la mañana
La frecuencia cardíaca es un buen indicador para saber si estamos pasándonos, de acuerdo con Pivarnik.
Es recomendable medir las pulsaciones en reposo y al levantarse por la mañana.
Es recomendable medir las pulsaciones en reposo y al levantarse por la mañana.
Para calcularlo, hay que tomar las pulsaciones en reposo y luego volver a medirlas al levantarse por la mañana. “Si empiezan a subir por la mañana, quiere decir que estás sobreentrenando”, aclara, y añade que este es un signo de que el cuerpo está estresado por el exceso de ejercicio y no se está recuperando correctamente.
3. Sentir dolor constante y extremo
Tanto Kaiser como Pivarnik defienden que el dolor extremo debería evitarse. Es normal sentir dolor de vez en cuando (y es habitual que suceda al entrenar duro), pero sentir dolor de forma casi constante y a diario es una muy mala señal.
Es un indicador de que se está entrenando al cuerpo tan fuertemente y tan repetidamente, que no es capaz de repararse por sí mismo, y esto puede llevar a una lesión.