Continúa la polémica por la inhumación en el cementerio La Piedad que colapsó ante la alta demanda de espacio físico. Se trata de una ordenanza del año 1982 que volvió a regir con el gobierno municipal y establece el traslado de restos de fozas individuales a nichos.
El director de Entes Descentralizados, Alberto Penayo, señaló que de acuerdo a la ordenanza 118/82, un fallecido puede estar solo cinco años en una tumba del cementerio La Piedad. “Luego, el cuerpo debe ubicarse en un nicho”, dijo.
Durante 2016 se hicieron 1500 traslados y está proyectado hacer casi 2000 más hasta octubre de 2018. “Cuando la persona a cargo paga la tasa y se está acercando el tiempo establecido, se le recuerda sobre la vigencia de esta ordenanza y su aplicación. Entonces, se le propone una fecha para el traslado. No es de un día para el otro, ni se hace sin el conocimiento de los familiares”, explicó.
La legislación prevé que el arrendamiento de una fosa individual es por el plazo de cinco años con opción a cinco más, según el criterio del municipio. Una vez cumplido este ciclo, el cuerpo se ubica en nichos, atento a la alta demanda de espacio físico en el campo santo. El funcionario aclaró que “al vecino que va a pagar se le comunica también que puede comprar o armar la urna con madera y que el día convenido debe estar presente para el traslado.
El nicho debe estar herméticamente cerrado con material de construcción. Es una norma que la Municipalidad hace que se cumpla.” “Esta norma se aplica comprendiendo el propósito de reacomodamiento del lugar y de optimización de espacios al que apuntamos, proyectando constantemente los futuros casos ya que se realizan dos mil inhumaciones por año, lo que al cabo de cinco años significan diez mil, una capacidad importante a cubrir”, sostuvo.
