“El propósito principal de una entrevista es determinar si un candidato cumple con el perfil de la empresa, y si además la vacante es una buena opción para él. Todos los demás temas y preocupaciones deben abordarse durante las negociaciones después de la propuesta laboral”.
Federico Villa, director Ejecutivo de Zona Jobs y Bumeran, explicó que el proceso de selección tiene varias etapas y que, tanto el postulante como el selector, deben buscar una “información determinada”.
“La primera etapa tiene como objetivo conocer al postulante. Comprender el encuadre”, resaltó Villa
¿Cuánto voy a cobrar?
Tratar de conocer de movida todo lo referido al salario no es la mejor elección. Aquí es importante brindar la mayor cantidad de datos sobre la vida profesional: antecedentes laborales, estudios, habilidades especiales, para que tanto la empresa como el candidato puedan evaluar si los perfiles coinciden.
“No es el momento para hablar sobre remuneraciones, porque es anticiparse a una etapa final. Esto además podría denotar algún tipo de ansiedad innecesaria”, destacó Villa.
¿Qué beneficios brinda la empresa?
Otro interrogante muy puntual que surge luego de la propuesta laboral. Cuestiones como vacaciones, días de estudio, horarios, entre otros, “no tienen sentido”. Primero, lo esencial es mostrar interés en las tareas del individuo, en sobre cuáles serán sus responsabilidades. Con el avance del proceso habrá momentos más puntuales para acceder a estos datos.
El éxito de la entrevista pide tiempo, dedicación, preparación
¿A qué se dedica la empresa?
No. Jamás se debe ir a una entrevista sin información previa. El aspirante debe conocer los detalles de la empresa y, en lo posible, datos fácticos sobre su “futura” posición en el trabajo. En ese sentido, se aconseja realizar una investigación previa para tener herramientas de conocimiento.
¿Cuál será mi categoría?
En este período el evaluador podrá ubicarse en su papel de observador, más centrado en el proceso a través del cual el postulante se muestra: cómo presenta temas, cómo resuelve los obstáculos que surgen.
La información de la posición por cubrir, los beneficios y detalles de la organización interna de la compañía se incluyen al final.
¿Mi “futuro” puesto tiene posibilidades de crecimiento?
Mostrar interés por el desarrollo es importante, solo hay que saber elegir cómo hacerlo. Las dudas aspiracionales como “¿qué proyectos a futuro se buscan?” pueden ser pertinentes, pero nunca un “¿puedo escalar posiciones?”. Todo a tiempo.
La política de ascensos interna en una compañía es manejada con mucho cuidado, por eso resulta natural que los entrevistadores suelan inquerir: ¿Cómo te ves a 5 años?
Villa sugiere tener en cuenta dos interrogantes cruciales en todo proceso de reclutamiento como son el organigrama de la empresa, ya que este brinda un panorama de cuál será la función dentro del la organización; y por otra parte, los objetivos que el empleador pretende de su nuevo empleado, para de esta manera poder cumplir con expectativas.
Lo importante es transmitir seguridad para generar confianza de que se responderá al compromiso que se le exige y que se colaborará para que los objetivos y metas de una organización sean cumplidos.
¿Conseguí el trabajo?
Durante la selección es esperable que la ansiedad latente salga a relucir, con movimientos nerviosos de pies o manos. Para evitarlo, “corresponde que a medida que se avance haya un feedback por parte del selector”. Es decir informar cómo será el paso a paso y, en el caso que sea necesario, descartar un perfil.
Esta inquietud creciente puede decantar en una pregunta que tiene el poder de destruir todo lo logrado. Está bien mostrar confianza, pero tampoco arrogancia y poner la propia capacidad por sobre el criterio de análisis y selección del interrogador.
Para concluir, lo peor es dar por sentado la información: “No hacer preguntas puede ser tan malo, o peor aún, que hacer las preguntas inadecuadas”, dijo la especialista Deborah Shane.