La inflación oficial de julio fue del 2%, informó esta tarde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
El dato es una buena noticia para el Gobierno y confirma la tan esperada desaceleración de los precios, aunque la dinámica inflacionaria sigue su curso y el año terminaría con una suba cercana al 40%, según estimaciones de consultoras.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec arrojó en julio una suba en el rubro Alimentos y bebidas superior al promedio general, del 2,7%. Es un dato sensible, sobre todo para las familias de menores ingresos. El aceite de girasol subió en julio 22,8% y el mezcla, 21 por ciento. La manteca, otro producto que escasea, subió 5,1 por ciento.
También se registraron subas en el rubro Esparcimiento (5%) por las vacaciones de invierno, en Educación (2,4%) y en Equipamiento y mantenimiento del hogar (2,4%). Del otro lado, en el rubro Indumentaria se vio una baja de precios del 0,8 por ciento.
La medición oficial de inflación se circunscribe a la Capital y el Gran Buenos Aires y está en línea con las previsiones privadas y otros indicadores oficiales. Ayer, el IPC de la Ciudad de Buenos Aires (IPC-CABA) arrobó una suba del 2,2%. Y el promedio de mediciones privadas que los diputados presentan en el IPC Congreso marcó 2,4%. Del otro lado, la provincia de Córdoba midió su propia inflación y marcó 1,7%.
“Las cifras del Indec para el ámbito del Gran Buenos Aires reflejan que la inflación minorista fue de 2,0% mensual en julio, lo que implica una desaceleración de 1,1 puntos respecto a junio (la segunda consecutiva)”, indicó la consultora Management & Fit (M&F) en un reporte. Según M&F, la desaceleración se explica por tres factores: “la ausencia de nuevos shocks tarifarios”, la recesión “inducida por la pérdida de poder adquisitivo” y “el sesgo contractivo de la política monetaria”.
Según la consultora Elypsis, la inflación se ubica debajo de 1% en las últimas cuatro semanas, por lo que la desaceleración continuaría este mes.