Se te cae la tostada al piso: ¿comer o no comer?

Son muchas las veces que nos encontramos con este dilema. ¿Existe la regla de los 5 segundos? ¿Podés enfermarte de comerte algo que cayó al piso? ¿Cuándo proceder en la ingesta y cuando, mejor, ir por otro bocado?

Te despertás, te hacés el desayuno algo dormido y de golpe… puf… se te cae la tostada al suelo. ¿Qué hacés: la levantás y seguís comiendo, o la das por perdida y te haces otra? El 87% de las personas eligiría la primera opción. La levantaría, la soplaría un poquito y comería sin problema.

Así lo asegura un grupo de científicos de la Universidad de Aston, en Inglaterra, que publicó un estudio para determinar si era cierta “la regla de los cinco segundos”, según la cual todo lo que tenga contacto con el suelo en menos de ese tiempo se puede comer sin problema dado que no llegan a transferirse las bacterias.

El estudio, dirigido por el profesor de Microbiología, Anthony Hilton, se realizó con tostadas, pasta y galletitas, que estuvieron en contacto con el suelo entre 3 y 30 segundos y en presencia de las bacterias E. coli y Staphylococcus aureus. El resultado fue contundente: el tiempo es un factor significante en la transferencia de microorganismos. Pero además influye el tipo de suelo y, sorprendentemente, las alfombras son más seguras que un suelo de madera u azulejos.

La regla de los 5 segundos

“La regla de los cinco segundos no haría referencia al tiempo que un microbio puede sobrevivir en una superficie, sino al que necesita para adherirse a una superficie. Pero no significa que pasados 5 segundos vaya a haber un microbio patógeno con certeza. Hay microbios con más afinidad por las superficies que otros, y algunos se adhieren, pero no sobreviven. Depende del ser y del alimento”, dice Alfonso Carrascosa, científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales(dependiente del CSIC) y microbiólogo experto en seguridad alimentaria.

De todos modos, si tu duda es si hay riesgo de enfermar cuando nos comemos el pan que se acaba de caer al piso, Jesús Rodríguez Huertas, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada y catedrático de Fisiología, en España, confirma que las bacterias patógenas se transfieren de las superficies lisas con polvo al alimento, pero destaca que “el ser humano tiene contacto diario con bacterias y polvo”, por lo que comer lo que rozó el suelo del hogar “no tiene ninguna importancia” en cuanto a la toxicología de los alimentos.

“Si se cae la comida en mi casa, yo se lo daría a mi hijo sin ningún remordimiento”, añade, para mayor claridad. Claro que uno sabe que en casa las superficies están limpias. Ahora, si la tostada se caer en una plaza o parque, donde puede haber restos orgánicos, mejor buscar otro bocado.

Por suerte… tenemos barreras defensivas

Claro que, a veces puede producirle dudas la superficie sobre la que cayó. En esos casos… la buena noticia es que el cuerpo tiene mecanismos de defensa en el ser humano. Primero, la saliva de la boca, que es antimicrobiana. Después, el ácido clorhídrico puro, presente en la deglución (acto de tragar). “El microbio que no ha muerto en la boca, lo hace en el estómago”, asegura Carrascosa. La tercera barrera (si aún sobreviviera el agente patógeno) serían las sales biliares del hígado. Y en cuarto lugar, la microbiota intestinal. “Es absolutamente falso que un alimento que se haya caído al suelo vaya a producir una enfermedad”, concluye el experto del CSIC.