Nadie del entorno familiar de Florencio Bearzotti (73) sabía que se había casado en diciembre con una mujer 27 años menor. Quizá “La Rosarina” (46) –como la conocen en Lincoln- convenció a su hombre de que mantuviera el secreto como prueba de amor. El silencio al que se llamó este jubilado terminó siendo determinante para el final de su vida.
Ningún familiar hubiera sido capaz de alertar a la distancia algún signo psicopático de su concubina. Completamente solo depositó en ella confianza ciega. El 1° de mayo, su cuerpo apareció en medio de un charco de sangre dentro de su casa del centro de esa localidad bonaerense. Los peritos confirmaron el crimen: recibió al menos 14 puñaladas.
El Día del Trabajador, los vecinos de la calle Almirante Brown al 100 –en el centro de esa localidad bonaerense- descansaban en familia cuando los gritos irrumpieron la calma. Los alaridos eran de “La Rosarina”, quien suplicaba ayuda urgente porque su marido se había descompuesto. Pero cuando entraron a la casa se encontraron con otra escena. El cuerpo de Bearzotti estaba empapado de sangre por la brutalidad con la que fue asesinado.
Inmediatamente, patrulleros y ambulancias llegaron al lugar y determinaron que la víctima había sido asesinada. Curiosamente, se halló en la casa un ticket bancario que demostraba que la víctima había retirado $7 mil que no fueron hallados en ningún lugar de la casa. Días después, “La Rosarina” fue detenida junto a un hombre que sería su hijo.
“Mi tío era soltero y no tenía hijos. Pero en el entierro me dijeron que se había casado en secreto con alguien más joven que él. Y que esa mujer es la detenida. Igual es todo muy extraño y estamos esperando que la Policía pueda aclarar lo que pasó”, le dijo a Clarín una de las sobrinas de la víctima.
Son muchas las pruebas que complican la situación procesal de la detenida. En su casa se encontraron prendas manchadas con sangre que habían sido escondidas. Además, su relato es ilógico y contradictorio. Los peritos afirmaron que el hombre fue asesinado cinco horas antes de encontrado el cuerpo, mientras que la mujer aseguró que ella lo encontró así cuando llegó a la casa que compartían.
Testigos dijeron que la mujer era muy amiga del hombre y que el sábado habrían cenado juntos. “Nosotros en el barrio lo conocíamos como ‘El Negro’ Florencio. Era un vecino ejemplar, buena persona, simpática. Él no tenía problemas en darle una mano a quien se lo pidiera. Pero era muy reservado y nadie sabía que tenía una pareja”, contó un conocido de la víctima.
El caso es investigado por la fiscalía N° 7 de Junín, a cargo de Ángel Quidiello, quien dijo: “Se trata de un homicidio. Las únicas apreciaciones que se pueden hacer es que se está tratando todo con Policía Científica, la DDI y la Policía Local. No descartamos ninguna hipótesis. Vamos viendo el lugar y vamos chequeando todos los datos”.