“Sentí un llamado insaciable de tener sexo en ese hospital”, habría dicho el hombre, según narraron a la prensa los empleados que estaban a esa hora en el hospital, mientras sólo funcionaba la guardia. Aparentemente, se bajó de un colectivo de línea cerca de las 3:30 de la mañana.
El joven, que en principio no tenía ningún vínculo probado con la mujer muerta, también saqueó un altar en homenaje a San Vicente de Paúl donde los pacientes dejan dinero y ofrendas al recibir el alta.
La fiscal Claudia Carreras impuso el secreto de sumario y se abrieron investigaciones internas en torno a la seguridad del lugar, que debía ser custodiado por la policía pero, cuando un enfermero alertó del ataque, no había nadie: debieron responder los efectivos del sistema de emergencias 911.