¿Sabés como distinguir los buenos de los malos lunares?

Qué, cómo y dónde buscar. Información y consejos para estar atenta a cualquier signo que requiera atención profesional.

Cuando le preguntaron a la artista japonesa Yayoi Kusama el porqué de su obsesión con los lunares, los definió como la representación más fiel de la naturaleza: el universo como un conjunto de millones de puntos entre los que está la Tierra, habitada por otros millones de seres humanos que, a su vez, están repletos de otras manchas pequeñas, los lunares.

Todo muy lindo artísticamente, pero si tu cuerpo parece un lienzo de Kusama, además de hacer una visita anual al dermatólogo, hay cierta información que te ayuda a identificar los malignos y benignos y saber a qué prestarle atención.

Los dermatólogos consideran que cualquier marca en la piel, de nacimiento o adquirida en el tiempo, es un lunar o nevo. Algunos son marrones porque contienen melanocitos, células responsables del bronceado o de la piel oscura, y algunas variantes tienen una mayor probabilidad de convertirse en melanomas, un tipo de cáncer de piel muy agresivo.

El melanoma puede aparecer sin aviso sobre piel sana o sobre un nevo, por eso es vital que conozcas el mapa de los lunares de tu cuerpo. Te damos herramientas para que le sumes a la visita obligatoria al dermatólogo un autocontrol periódico y exhaustivo.

¿QUÉ BUSCAR?

Asimetría. No son de forma circular u ovalada

Bordes irregulares. Rugosos y mal definidos

Colores distintos. Más de dos.

Diámetro mayor que 6 mm. Más grande que la goma de borrar que llevan los lápices.

Evolución en el tiempo. ¿Notaste sangrado, picazón o aumento de espesor?

Lo primero es revisarse. Es simple, pero necesitás dos espejos -uno de pared y otro de mano- y una dosis de tiempo y paciencia. Como pueden estar en el cuero cabelludo, en las axilas o en el paladar, la revisión tiene que ser exhaustiva.

Después, seguí el método del “patito feo” con el ABCDE: ¿hay alguno que sea muy diferente del resto? Y por último, prestá atención a la aparición repentina de nuevas marcas. Una vez que hayas tomado nota del resultado del autoexamen, sacá turno con el dermatólogo y, mientras, protegete del sol porque la exposición a la radiación influye en el desarrollo de lesiones cancerígenas.

TIPOLOGÍA

Hay para todos los gustos -o disgustos-, pero no porque sean feos son malos:

Chatos: parecen una mancha o una peca importante. No todos son marrones, hay azules, rojos y blancos.

Verrugosos: son elevados y blandos, no suelen ser malignos. Si se lastiman con el roce, se pueden extirpar.

Con pelo: la presencia del pelo no indica en sí un riesgo, se pueden depilar u operar por motivos estéticos.

BAJO LA LUPA

Con la ayuda de un dermatoscopio, un aparato con gran aumento, el médico hace una inspección visual exhaustiva. Si el dermatólogo encuentra lunares sospechosos, va a querer ver la evolución de alguno, y puede indicar un estudio de microscopía de epiluminiscencia digital o DIAR-D para acceder a estructuras invisibles para el ojo humano. No molesta, puede durar hasta una hora y permite contar con un registro fotográfico digital de cada marca que mejora el diagnóstico. Pero muchas prepagas no lo cubren y en forma particular cuesta alrededor de $1500.

CHAU, CHAU, ADIÓS

Si el dermatólogo sospecha de algún lunar, te va a pedir hacer una biopsia. No te asustes: cuando el diámetro de la lesión es menor que 2 centímetros, la extracción es total, lleva media hora y es bajo anestesia local. El resultado puede tardar entre una semana o un mes, pero si las sospechas de malignidad son altas, el médico le pedirá al patólogo prioridad para acelerar el tratamiento. En general, si no es un caso avanzado, es suficiente con ampliar los márgenes de la extracción, solo a veces es necesario extirpar los ganglios linfáticos o realizar un tratamiento específico con drogas o radioterapia.

S.O.S.: ¿SE MULTIPLICAN?

Todavía está en estudio, pero se cree que el desarrollo de los lunares está relacionado con factores genéticos sumados a factores ambientales, principalmente las radiaciones ultravioletas. Es normal que, con el tiempo, salgan nuevos o que los existentes vayan cambiando en forma progresiva, pierdan pigmentación o se levanten levemente. Pero ante la aparición de un nuevo lunar, consultá al dermatólogo, independientemente de la visita anual de rutina.

Cuantos más nevos tiene una persona -especialmente los de características poco comunes-, mayor es la posibilidad de que aparezca un melanoma. Entonces, si te contás más de cien lunares, sos muy blanca, pelirroja o tenés ojos claros, estás dentro de la población de riesgo: no te asustes, simplemente sé metódica en los controles.

HACETE UN AUTO-CONTROL

Este test acompaña pero no reemplaza la visita al médico, podés probar con:

App FotoSkin . Desarrollada por el laboratorio ISDIN y disponible para iOS y Android, propone hacerte selfies de tus lunares y agruparlos en un mapa interactivo de tu cuerpo. Tiene varios test y va almacenando la información automáticamente.

La Roche-Posay Tiene la campaña “Convertite en un skinchecker ” y ofrece en su web una plantilla para hacer el test ABCDE y relatos de mujeres que cuentan, con fotos y videos, cómo se descubrieron el melanoma o cómo trataron sus lunares.

Experto consultado: Dr. Hernán Staiger. Dermatólogo. MN 108000.