En un final polémico, con demasiados pases laterales y ninguna intención de atacarse entre los equipos, Japón perdió 1 a 0 contra Polonia pero avanzó a octavos de final del Mundial gracias a un hecho histórico: el Fair Play.
Los asiáticos igualaron en puntos y goles con Senegal, pero recibieron dos tarjetas amarillas menos (fueron 4 contra 6 de los africanos) y por eso accedieron a la siguiente instancia, pese a la derrota ante la ya eliminada Polonia, quien marcó en el segundo tiempo con un gol de Benarek.
Es la primera vez en la historia que este criterio define la clasificación en un mundial. Si Japón y Senegal también hubiesen igualado en ese ítem de tarjetas, entonces la resolución hubiese sido por sorteo.
Japón jugará por tercera vez en su historia los octavos de final del Mundial, aunque lo que se vivió en Volgogrado, en el cierre del grupo H, quedará para la historia. Su rival será Bélgica o Inglaterra, quienes definirán el grupo G.
Lo curioso del final del partido tuvo que ver con la actitud de Japón y Polonia. Es que los asiáticos, pese a estar en desventaja, evitaron atacar y lógicamente el equipo europeo, con la victoria en su poder, no se esforzó en ampliar el triunfo. Algo más: desde que ocurrió el gol de Colombia ante Senegal en el otro estadio, se hicieron tres cambios para demorar el juego.