Rubio, el perro callejero adoptado por una azafata alemana y su nueva vida

El perrito conoció a su nueva dueña en un hotel de Puerto Madero, donde pacientemente la esperaba. Ahora se mudó con ella a Alemania y cambió su vida.

De perro callejero en Buenos Aires a mascota en una hermosa casa en Alemania, la historia de Rubio tuvo un final feliz. Durante meses, este perro esperó a la azafata Olivia Sievers en la puerta de un hotel de Puerto Madero, hasta que ella finalmente lo adoptó y se lo llevó a su país. Ahora, comparte su vida a través de las redes sociales.

¿Cómo nació esta historia de amor? Olivia es una azafata de la aerolínea alemana Lufthansa. Cada vez que tenía un descanso en Buenos Aires, dormía en un hotel de Puerto Madero. En la puerta, siempre la esperaba un perro callejero, al que bautizó como Rubio. Diez meses después del primer flechazo, y tras varios reencuentros, decidió llevárselo. Consiguió la autorización sanitaria para poder trasladarlo y el perrito viajó para formar una nueva familia.

La historia trascendió fronteras. Además de los argentinos y alemanes, fue difundida por medios de España, Italia, Japón, Israel, México, Brasil, Uruguay, Perú, Paraguay, Colombia, Australia e India. En Estados Unidos, la cadena CNN le dedicó un video.

Rubio disfruta de su nuevo hogar en Friesland, un distrito rural ubicado a 280 kilómetros al oeste de Hamburgo. Allí convive con Olivia y su novio, junto a otros dos perros. Su rutina actual incluye juegos en un campo lleno de flores y paseos en bicicleta. “Rubio está espectacular”, dice a Clarín Ariel Rota, de la asociación Mascotas Puerto Madero Adopciones Responsables, que colaboró para que el perro encontrara un nuevo hogar. Sigue en contacto con Olivia, se escriben por chat y se mandan fotos. “Se hizo muy amigo de los otros perros. Tienen como un campo atrás de la casa. Se los ve corriendo y en bicicleta. También hay caballos en la zona. El lugar es espectacular”, describe.

Acostumbrado a las calles, Rubio no era un perro domesticado. “No se dejaba agarrar, era esquivo”, cuenta Rota. “Cuando Olivia nos contacta, nosotros le decimos: ‘mirá que no se deja agarrar’. Y ella nos responde: ‘pero yo lo agarro, lo toco, lo acaricio’. Entonces, había que probar. Fuimos, la conocimos a Olivia y juntos lo llevamos a una veterinaria”, relata. En ese momento, la azafata quería amadrinarlo.

Después un muchacho de Buenos Aires, llamado Nicolás, quiso adoptarlo pero fue imposible porque tenía un gato que no lo aceptó. “Ahí Olivia nos dice de adoptar. Nosotros somos bastante meticulosos con el proceso de adopción, damos muchas vueltas. En este caso, dijimos: ‘sí, totalmente’. Vimos la relación de ellos dos y la interacción. Claramente era un sí”, describe Rota.

En ese momento, ella estaba en Alemania. Le pidió a la asociación que le averigüe cómo se lo podía llevar a su país. “Hay que hacer todo un procedimiento, llenar papeles con SENASA, chequear al perro, validar la vacunación. Se pudo resolver en 20 días y finalmente la semana pasada viajó. Se fue a Frankfurt y el novio de Olivia lo fue a buscar al aeropuerto”, detalla Rota.

Las imágenes circulan en Facebook, donde muchos argentinos comparten sus palabras de cariño. “¡Gracias por tu gesto a amor!”, escribe Alicia Etcheverry. “Mucha felicidad junto a Rubio. Seguí tu historia desde la provincia de Misiones”, agrega Diana Marcovitch. También la asociación de Puerto Madero publicó unas emotivas palabras: “Agradecemos enormemente a toda la gente que nos escribe. ¡Increíble los lugares a los que llegó esta adopción! Ojalá sea un ejemplo para nosotros los argentinos y les demos una oportunidad a todos los callejeritos, para que algún día dejen de serlo. Adoptá. Cambiá una vida”.