Es probable que el remedio a la infertilidad llegue en forma de robot. Millones de parejas luchan por tener hijos, y las causas más comunes para esa imposibilidad afectan sobre todo a las mujeres: mala calidad de los óvulos, endometriosis (una enfermedad del útero) o la edad. Sin embargo, cerca del 20 % de los casos de infertilidad documentados están asociados a causas masculinas, es decir, a deficiencias de los espermatozoides, bien porque el número sea demasiado bajo, porque tengan malformaciones o porque sean nadadores aletargados.
Para dar un empujón a los espermatozoides lentos se ha inventado Spermbot, un motor diminuto en forma de sacacorchos diseñado para impulsar los espermatozoides más adormecidos hacia su destino. El dispositivo, cuya orientación y movimiento se controla mediante campos magnéticos externos, se enrolla en la cola del espermatozoide para propulsarlo hasta el óvulo, y con suerte introducirlo en él. (Todo el proceso se desarrolla en una clínica, no en el dormitorio doméstico.) El motor, desarrollado por un equipo de científicos alemanes, podría desempeñar un papel fundamental en el futuro de la inseminación artificial.
Hasta el momento los investigadores han hecho pruebas con espermatozoides y óvulos bovinos como los del vídeo, y todavía no se ha logrado una fecundación con éxito. “Es una idea fascinante –dice Robin Fogle, endocrinólogo del Centro de Medicina Reproductiva de Atlanta–, pero debo admitir que soy bastante escéptico”. Oliver Schmidt, al frente del equipo de científicos de Spermbot, admite que el motor aún es poco eficaz y que queda mucho por hacer antes de testarlo en humanos. De todas formas, añade, “es previsible que cuando esté perfeccionado ayude a muchas parejas a tener hijos, sobre todo en aquellos casos en que otras técnicas más consolidadas hayan fracasado”.