La rinitis alérgica está en la cima de dos podios: es la enfermedad respiratoria y la patología alérgica más frecuente. El primer estudio de prevalencia realizado en el país así lo confirma: la sufren más de 5,5 millones de habitantes de entre 5 y 44 años, pero uno de cada tres no lo sabe. Es decir que casi dos millones padecen sus molestos síntomas, pero no tienen diagnóstico médico ni siguen un tratamiento para aliviarlos, lo que impacta severamente en su calidad de vida.
Los resultados preliminares del estudio Prevalencia en Argentina en Rinitis Alérgica (PARA 2017) fueron presentados hoy en el congreso anual de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC). Sus autores se enorgullecen de que por primera vez hay estadísticas locales sobre la cantidad de pobladores que viven con la enfermedad, dado que hasta ahora sólo contaban con estimaciones basadas en cifras de otros países.
Para el trabajo se hicieron 3200 encuestas telefónicas en todo el territorio nacional. Se utilizaron cuestionarios validados (usados en estudios similares). ¿Los resultados? Un 20,5% de la población estudiada tiene rinitis alérgica, aunque no todos los participantes conocían su condición y fueron “diagnosticados” por score, es decir, a través de sus respuestas a 11 preguntas. “Proyectado a la población general de ese rango etario (5 a 44 años) implicaría que en Argentina hay 5,5 millones de personas con rinitis alérgica, de las cuales 3,8 millones tienen diagnóstico. Pero hay una enorme cantidad de habitantes (1,7 millones) con síntomas de la enfermedad que no han sido diagnosticadas”, advierte Daniel Vázquez, presidente del congreso de la AAAeIC.
Las causas del preocupante subdiagnóstico son múltiples: personas que no consultan o que sí lo hacen pero no son correctamente evaluadas, entre otras. “Hay un montón de pacientes que deambulan con síntomas durante años y a los que jamás les han dicho que vayan al especialista”, comenta Vázquez a Clarín.
Los síntomas a los que hace referencia son estornudos, obstrucción y goteo nasal (moco acuoso), picazón de nariz (también de oído y paladar), que se producen como una reacción alérgica a diferentes agentes. “Son los mismos síntomas que los de un resfrío viral o congestión. La diferencia está en que el resfrío viral dura entre 7 y 10 días, suele presentarse con moco de otro color (amarillo/verdoso) y suele tener manifestaciones que van más allá de la nariz, como el cansancio, la fiebre. Mientras que el resfrío alérgico es más bien crónico (dura 3 o 4 semanas al año) y puede tener estacionalidad: los que tienen alergia al polen sufren más en primavera-verano y los que tienen a ácaros más en otoño-invierno”, explica Claudio Parisi, coautor del trabajo junto a Vázquez, Iris Medina, Gabriel Gattolín (todos del comité científico de Rinitis y Vías Aéras superiores de la AAAeIC), Sergio Arias (del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Emilio Coni”) y Georgina Logusso.
En la rinitis alérgica existe una predisposición genética. El desencadenante en la mayoría de los casos son los ácaros del polvo, seguidos por los hongos aerógenos (humedad) y el epitelio de mascotas (perros y gatos, principalmente), según arrojó el estudio. El polen y la contaminación ambiental también son potentes alergenos.
En el mundo, 600 millones de personas viven con esta enfermedad inflamatoria crónica de la mucosa nasal frecuentemente se presenta asociada a otras patologías como sinusitis, otitis media y asma. La prevalencia está aumentando a causa del cambio climático y cuestiones relacionadas con mejoras el estilo de vida. Es que el mayor confort (más aires acondicionados, más alfombras, ambientes menos ventilados) no siempre repercute en forma positiva en las enfermedades respiratorias.
Quienes no la sufren suelen subestimarla. Quienes conviven con ella, la padecen. “La severidad de la rinitis alérgica se mide de acuerdo a cuánto impacta en la calidad de vida -sostiene Parisi-. La molestia continua de tener mocos todo el tiempo y sonarse la nariz repercute en no dormir bien por la noche, lo que influye en que tengas sueño cuando estás en el trabajo o en el colegio. Hay menor rendimiento académico y más ausentismo a nivel escolar y laboral”. El bullying es otra de las consecuencias indeseadas, ya que los más chicos suelen convertirse en objeto de burlas por los ruidos que hacen. E incluso puede impactar en la autoestima: un estudio en adolescentes con rinitis alérgica reveló se ven más feos que el resto.
En base a lo recogido en el trabajo, los autores calculan que en el país se automedican unas 170 mil personas, lo que se traduce en tratamientos erróneos, mal control de síntomas y percepción de falta de eficacia. El mayor riesgo está en el mal uso y/o abuso de corticoides y descongestivos. “Los corticoides pueden tener efectos adversos en el mediano plazo. Y los descongestivos (gotitas nasales) si uno los usa en forma crónica producen adicción, necesidad de utilizar dosis cada vez más altas, hipertensión, perforación de tabique, por lo que deben indicarse en períodos muy cortos y bajo control médico”, advierte Parisi, quien es jefe de la sección Alergia del servicio de Clínica Pediátrica del Hospital Italiano.
En línea con trabajos internacionales, la investigación arrojó que la rinitis alérgica es más frecuente en mujeres (24%) que en varones (17%) -aunque esa relación se presenta invertida en la infancia-, en personas que viven en hogares con mala ventilación, y en viviendas ubicadas en zonas de alto tránsito. El diagnóstico en tres de cada 10 consultados que conocían su condición había sido hecho por alergistas (34%); seguidos por otorrinolaringólogos (24%), médicos clínicos (16%), pediatras (15%) y neumonólogos (9%).
Un diagnóstico correcto es la llave para acceder al tratamiento que mejora la calidad de vida y reduce el riesgo de sufrir complicaciones y comorbilidades. Para detectar a qué se es alérgico, el médico puede indicar tests cutáneos o de sangre. Los medicamentos que se prescriben para la rinitis actúan rápido y son seguros, destacan los especialistas. La enfermedad puede también inmunomodularse con vacunas contra alergenos específicos, que reducen el impacto en la salud y tienen efecto prolongado.
Los autores del trabajo concluyen que contar por primera vez con datos epidemiológicos locales permitirá a los organismos sanitarios “generar estrategias dirigidas a disminuir los costos derivados del subdiagnóstico y subtratamiento de una de las enfermedades más prevalentes del mundo”.
Consejos
Evitar completamente los factores desencadenantes es imposible, pero se pueden tomar medidas higiénicas para disminuir su exposición a ellos. La AAAeIC recomienda:
1. Sacar alfombras del dormitorio y si es posible de toda la casa, ya que es donde viven y se reproducen los ácaros.
2. Colocar fundas impermeables a las partículas del polvo en las almohadas, colchones y almohadones.
3. Lavar las frazadas por lo menos una vez por mes, preferentemente con el sistema a seco a 60º y luego pasarles la aspiradora para eliminar los restos de ácaros que hayan quedado.
4. Usar cortinas de fácil lavado para evitar la acumulación del polvo.
5. Retirar del dormitorio libros y objetos que acumulen polvillo.
6. Ventilar las habitaciones todos los días, sobre todo el dormitorio, y limpiarlas las con trapos húmedos y aspiradora, sin productos químicos.
7. No empapelar las paredes (así evitará los hongos que puedan proliferar).
8. Si en las paredes de su casa existieran manchas de humedad que, en realidad, son colonias de hongos, hágalas lavar por otra persona, periódicamente, con lavandina o reemplace la pintura por otra antihongos.
9. Evite animales, flores y plantas dentro de la casa. En caso de vivir con animales, báñelos a fondo por lo menos una vez por semana. Evite las sustancias irritantes (desodorantes e insecticidas, querosén, lavandina, nafta, jabón en polvo, naftalina y, en general, los perfumes y olores intensos).
10. Si usa aire acondicionado, limpie el filtro una vez por año, como mínimo.
12. En los chicos con rinitis se deben reemplazar los juguetes de trapo o peluche por otros de plástico o de metal, o bien colocarlos en el congelador durante media hora, una vez al mes, para matar los ácaros. Luego lavarlos para eliminar los ácaros muertos.
Por: Florencia Cunzolo