Ricardo Centurión fue una de las principales figuras del Xeneize en el pasado torneo, pero también fue el jugador que más veces fue noticia por cuestiones extrafutbolísticas. Este desequilibrado combo marcó una grieta dentro del Mundo Boca: Guillermo Barros Schelotto y varios de los integrantes del plantel, contra Daniel Angelici y la mayoría de los dirigentes.
El presidente, como gran parte de la comisión directiva, es consciente de lo vital que fue el mediocampista en la obtención del título; pero también considera que dejó mal parada a la institución en reiteradas ocasiones (accidente de tránsito a la salida de un boliche, fotos desnudo que se filtraron en las redes sociales, incidentes dentro de una concentración y una denuncia por violencia de género, por citar algunos ejemplos).
Cuando todo hacía indicar que el futuro de Centu estaba en el Genoa de Italia, el volante desistió de firmar y tomó un avión rumbo a Bueno Aires. Antes de tomar la lapicera y estampar su firma, el Xeneize acordó con San Pablo comprar el 70 por ciento del futbolista, a cambio de 3.5 millones de dólares (también adquirirá el 30 de Racing, en aproximadamente 1.5 millones de la moneda estadounidense).
Guillermo, que mostró cierto fastidio por la llegada de refuerzos que mayoritariamente no solicitó (sólo Paolo Goltz fue un expreso pedido del DT), terminó ganando la pulseada por sobre Angelici, quien cedió para no crear un cortocircuito.
El Mellizo tiene debilidad por Centurión. El entrenador considera que el hombre surgido de la cantera de la Academia es fundamental para obtener la Copa Libertadores de 2018, a raíz de su rebeldía y desfachatez cada vez que tiene el balón en sus piés. El ’10’ le hace acordar su accionar cuando tenía la ‘7’ de Boca: su forma de encarar, apilar y hacer enojar rivales.
El DT, a diferencia de lo que pasó con algunos jugadores (Daniel Osvaldo o Santiago Silva, en su paso por Lanús), miró para otro lado y le perdonó cuestiones que otros no. Barros Schelotto asume el riesgo, confiando en poder controlarlo.
Solo el tiempo dirá si realmente Guillermo podrá domar a Centurión, su carta ganadora.