Desde su irrupción, las redes sociales no hicieron más que cambiar patrones de comportamiento, formas de relacionarse y de mostrarse ante los demás. Pero todos estos cambios tienen su impacto en la salud mental de cada persona, tanto positivos como negativos. A su vez, cada red social, con su dinámica y estética propia, también impactan de maneras diversas.
Instagram sería la peor red social para la salud mental y el bienestar, según una encuesta reciente de casi 1500 adolescentes y adultos jóvenes. Mientras que la plataforma fotográfica recibió valoraciones positivas en cuanto a la autoexpresión y la autoidentidad, también se asoció con altos niveles de ansiedad, depresión, intimidación y FOMO (“Fear of Missing Out”, la ansiedad que genera el miedo constante de estar perdiéndonos de algo).
De las cinco redes sociales incluidas en la encuesta, YouTube recibió las calificaciones más altas en salud y bienestar y fue el único sitio que recibió una puntuación positiva neta de los encuestados. Twitter llegó en segundo lugar, seguido de Facebook y luego Snapchat e Instagram en los últimos lugares.
La encuesta #StatusOfMind, publicada por la Sociedad Real de Salud Pública del Reino Unido, incluyó la contribución de 1.479 jóvenes (de 14 a 24 años) de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. De febrero a mayo de 2017, los participantes respondieron preguntas acerca de cómo las diferentes plataformas sociales impactaban en 14 temas diferentes relacionados con su salud mental o física.
A pesar de los puntajes negativos, los participantes también indicaron los beneficios asociados con las redes sociales. Todos los sitios recibieron puntuaciones positivas en cuanto a la auto-identidad, la auto-expresión, la construcción de una comunidad y el apoyo emocional, por ejemplo. YouTube también consiguió altas calificaciones también por dar a conocer las experiencias de salud de otras personas, proporcionar acceso e información de salud confiable y disminuir los niveles de depresión, ansiedad y soledad de los encuestados.
Pero todos ellos, sin excepción, recibieron calificaciones negativas, especialmente por su impacto en la calidad del sueño, el bullying, la problemática respecto de la imagen corporal y el FOMO. Y a diferencia de YouTube, las otras cuatro redes se asociaron con aumentos significativos de depresión y ansiedad.
Estudios anteriores ya han sugerido que los jóvenes que pasan más de dos horas al día en sitios de redes sociales son más propensos a padecer problemas psicológicos. “Ver a sus amigos constantemente compartiendo fotos de vacaciones o disfrutando de las noches, por ejemplo, puede hacer que los jóvenes sientan que se están perdiendo cosas mientras otros disfrutan de la vida”, indicó el informe. “Estos sentimientos pueden promover una actitud del tipo ‘comparar y desesperar'”.
Los posteos en redes sociales también pueden establecer expectativas poco realistas y crear sentimientos de inadecuación y baja autoestima, según los autores. Esto puede explicar por qué Instagram, donde las fotos personales son protagonistas, recibió las peores puntuaciones en cuanto a la imagen corporal y la ansiedad. Como escribió un encuestado, “Instagram hace creer fácilmente a las niñas y las mujeres que sus cuerpos no son lo suficientemente buenos, teniendo en cuenta que la gente añade filtros y edita sus imágenes para que puedan verse ‘perfectos'”.
Investigaciones previas descubrieron que cuanto más redes sociales utiliza un adulto joven, más probabilidades tiene de sufrir depresión y ansiedad. Tratar de navegar entre diferentes plataformas y redes de amigos podría ser la causa, según los autores del estudio, aunque también es posible que las personas con mala salud mental se sientan más atraídos a estos espacios de medios sociales en primer lugar.
Para reducir los efectos nocivos de las redes sociales en los niños y los adultos jóvenes, la Royal Society está pidiendo que las empresas que las producen hagan algunos cambios. El informe recomienda la introducción de una notificación que advierta sobre el “uso intensivo” dentro de estas aplicaciones o en el sitio web, propuesta que el 71% de los encuestados dijo que apoyaría.
También recomienda que las empresas encuentren una manera de indicar que las fotos de personas han sido manipuladas digitalmente, así como un método de identificar y ofrecer ayuda a los usuarios que podrían estar sufriendo de problemas de salud mental (una característica lanzada en Instagram el año pasado permite a los usuarios que señalen anónimamente los posteos que pueden indicar problemas).
Los gobiernos también puede ayudar, según el informe. El pedido concreto es “un uso seguro de los medios sociales” durante la educación de salud en las escuelas, para que los profesionales que trabajan con los jóvenes reciban capacitación en medios digitales y sociales, dando lugar a que se realicen más investigaciones sobre los efectos de las redes sociales sobre la salud mental.
La Royal Society espera empoderar a los jóvenes adultos para que utilicen las redes sociales “de una manera que proteja y promueva su salud y bienestar”. “Los medios sociales no desaparecerán, y especialmente no lo harán pronto. Debemos estar preparados para nutrir la innovación que el futuro nos ofrece”.