Apenas más relajado que hace un año, cuando estaba en plena campaña electoral porteña, Recalde divide sus horas entre su profesión de abogado, su rol dentro del PJ porteño (es presidente del Congreso Metropolitano) y sus caminatas y charlas con vecinos y militantes en los barrios de la ciudad de Buenos Aires.
-¿Cómo son tus días hoy, después de años muy intensos en los que presidiste Aerolíneas Argentinas y fuiste el candidato a la Ciudad por el FpV.
Pensé que iban a ser más tranquilos, pero son muy intensos. Ahora mi tiempo se reparte en mi vuelta a la profesión de abogado, en dar clases, en estar más presente en la política de la Ciudad y en dar apoyo a los compañeros en el Congreso Nacional.
“Todavía nos falta reorganizarnos pero con la reaparición de Cristina , con el comienzo del segundo semestre y decisión política vamos a reencauzar esa oposición y el desafío es ser mayoría en el 2017”
– ¿Cómo ves la oposición ahora y qué diferencia encontrás respecto a aquella de los ’90 en la que te tocó estar?
En los ‘90 no había una oposición que concentrara a todos los grupos que se oponían a las políticas neoliberales. A diferencia de esos años, en esta etapa hay una fuerza política que concentra a todos los que no queremos políticas como las que se están implementando, y que militamos por un país inclusivo.
Todavía nos falta reagruparnos, reorganizarnos. Esa fuerza política está sufriendo algún grado lógico de dispersión después de una derrota electoral.
Pero creo que con la reaparición de Cristina, con el comienzo del segundo semestre y decisión política vamos a reencauzar esa oposición a un punto común y el desafío es ser mayoría en el 2017.
– Reorganizarse tiene que ver con lo que está pasando dentro del FpV, dentro del peronismo en general, ¿es un reacomodamiento que se puede ver como normal?
Siempre después de una derrota electoral hay reacomodamientos, afloran también algunas mezquindades, actitudes de poca grandeza, pero todo eso se va a ir acomodando. Es lógico que haya ciertas tensiones.
Hay que tener en cuenta también la iniciativa que tiene el gobierno nacional, el oficialismo, que juega, que opera, que incide también en la oposición.
Todos los días desde el 10 de diciembre para acá, nos encontramos con alguna mala noticia a raíz de las decisiones que toma el gobierno. Es difícil pararse contra una medida cuando al día siguiente tenés otra y otra.
“Siempre después de una derrota electoral hay reacomodamientos, afloran también algunas mezquindades, actitudes de poca grandeza, pero todo eso se va a ir acomodando”
Concentrar las fuerzas para resistir, para modificar o para plantear una propuesta distinta con cada una de los temas cuesta por esa avalancha de medidas que se tomaron en tan poco tiempo.
– Frente a lo que te imaginabas de lo que sería el rol del FpV como oposición, esas medidas oficiales plantearon un panorama diferente?
La verdad es que no estábamos preparados para ser oposición. En el FpV todos estábamos discutiendo la agenda del próximo gobierno que íbamos a conformar y la derrota electoral nos agarró con eso. Nadie tenía un plan de organizar la oposición.
Recién pasaron seis meses, no es que pasó tanto tiempo, parece una eternidad por la cantidad de cambios que ha habido, pero confío en que nos organicemos y podamos ofrecerle a la sociedad una propuesta superadora, unificada y que vuelva a ser mayoría en 2017, para desde el Congreso tener más fuerte y hacer una oposición más potente e ir construyendo lo que tiene que ser el regreso de un proyecto nacional y popular al gobierno.
-En la campaña electoral, se pudo haber fallado en la elección de Daniel Scioli como candidato a presiente o pensás que la derrota fue producto de distintas cuestiones…
Influyeron un montón de factores y situaciones que hicieron que finalmente nos faltara convencer al 1 por ciento de los votantes para ganar.
Echarle la culpa a una sola causa me parece que es equivocado. Lo cual no quiere decir que hiciéramos todo bien. Si hubiéramos con vencido a un 1% más y hubiéramos ganado no estaríamos discutiendo lo que hicimos mal, pero también seguramente habría cosas que corregir.
Cuando sacamos el 54% en 2011 también seguramente se hicieron cosas incorrectas, se habrán elegido algunos candidatos que no eran los mejores, pero cuando uno gana tiende a no revisar tanto.
En esta última nos faltó poco y hay que tener en cuenta que el que nos ganó hizo una campaña que fue engañosa. Prometió hacer las cosas que hacíamos nosotros y prometió no hacer las cosas que hoy está haciendo.
– Hay personas dentro del propio FpV que no parecen muy opositoras o que cambiaron su discurso, como por ejemplo José Luis Gioja; Miguel Angel Pichetto, entre otros.
Prefiero hablar de políticas, de proyectos y de posicionamientos, más que analizar cada caso en particular. Creo que hay un grupo de compañeros que entienden que puliendo o mejorando un poquito más las decisiones (del gobierno) le están haciendo un bien al país.
Yo no creo eso, creo que hay que oponerse a las malas decisiones, no tratar de que sean un poquito menos malas. Sobre todo cuando ya forma parte, en algunos casos, de bloques que no son el nuestro, de una estrategia, de saber que viene un proyecto súper malo y entonces lo transformo en uno malo y acompaño las políticas del oficialismo. Eso más que un partido de oposición es un partido oficialista crítico.
“No me parece mal la lógica legislativa de la negociación
-En la ciudad de Buenos Aires, el bloque del FpV ha votado leyes en coincidencia con el gobierno porteño. Cómo se explica eso?
Una cosa es acompañar ciertas leyes, que no parece mal, en la medida en que uno analice que puedan ser beneficiosas para la ciudadanía…Hace unos años se discutió en la Ciudad que el gobierno nacional quería instrumentar el Plan Procrear y para eso hubo que consensuar con la mayoría oficialista del gobierno porteño.
No me parece mal la lógica legislativa de la negociación, del diálogo, pero votarle todo eso no es lo que creo que haya que hacer y no se hace en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
-No se habla mucho de lo que está pasando en la Ciudad de Buenos Aires, es como que no pasara nada. Por qué crees que ocurre algo así?
Las condiciones de vida de los argentinos, e incluso de los porteños, dependen fundamentalmente de las políticas nacionales. Así como decíamos el año pasado en la campaña decíamos que el porteño estaba mejor, pero no producto de un buen gobierno local sino de que los porteños vivían en un país que tenía más trabajo, el salario tenía más poder adquisitivo, se ampliaban los derechos, había bienestar, crecía la economía y todo eso impactaba incluso en los gobiernos locales de otro signo.
Ahora, la discusión pasa por el mismo motivo: y los porteños la están pasando mal, más que por las decisiones de Rodríguez Larreta por las decisiones de Macri. Hoy la preocupación de los porteños, son las tarifas, el empleo, el aumento de los alimentos, la represión, la falta de pluralidad de voces cuando uno prende la televisión o lee los diarios, todas esas cosas discuten hoy los porteños.
Hay cosas que no vuelven para atrás. Los 12 años de kirchnerismo se parecen a los diez años del primer gobierno de Perón
Si haces un repaso de los 12 años de kirchnerismo, ¿cuál es la reivindicación que más orgullo te da y qué cosa te parece que merecería una revisión?
En la campaña había un volante que eran “las 500 mejores medidas” de nuestro proyecto político. Son muchas y mencionar dos o tres o diez sería injusto. Hay quinientas cosas que me enorgullecen, todos los avances que se han hecho, los cambios, las transformaciones, los derechos recuperados o ampliados en esos 12 años.
En todas las áreas donde uno indaga, encuentra cosas que lo enorgullecen, derechos humanos, políticas de empleo, condiciones de trabajo, patrimonio nacional, política internacional, la identidad como pueblo
-Entre las cosas que se recuperaron están las empresas de bandera, como YPF y Aerolíneas Argentinas, en la que te tocó estar al frente.
Sí, Aerolíneas es un símbolo patrio más y también estoy orgulloso de haberla recuperado, haberla puesto a funcionar. Los ferrocarriles, el correo, aguas, aerolíneas, YPF, son cosas que estaban en la agenda, pero construir y lanzar al espacio dos satélites ni nos imaginábamos, son cosas con las que ni soñábamos. Yo soñaba en los ‘90 con estatizar YPF, con recuperar Aerolíneas pero la verdad es que no estaba en mi radar que Argentina pudiera ser uno de los ocho países que tiene satélites en órbita.
-Entre las reivindicaciones que enumeraste, dijiste que hay cosas de las que no se puede volver atrás, que la sociedad no se permite y pusiste como ejemplo a Darío Lopérfido, quien meses después de poner en duda los 30.000 desaparecidos renunció como ministro de Cultura de la Ciudad.
Hay cosas que no vuelven para atrás. Estos doce años se parecen a los diez años del primer gobierno de Perón. Pudieron voltear a Perón, proscribirlo, prohibir cantar la marcha peronista, pero no le pudieron sacar a la gente el aguinaldo, pero la sociedad no admitía no tener vacaciones pagas.
Son derechos que van cambiando, y hoy la sociedad no admite que alguien niegue la dictadura o hable en los términos de Loperfido. Son parte de los cambios culturales que logramos hacer.
-Entre esos cambios culturales entraría -por ejemplo- la militancia política entre los jóvenes?
Eso no está consolidado y hay que seguir dando la batalla. Hay un avance enorme, haber recuperado la política como herramienta del pueblo para llevar más igualdad, para mejorar a esas mayorías que no tienen el poder de imponer las cosas. El único poder que tienen es, a través de la política, conseguir decisiones que los incluyan. Y esa
batalla no está concluida porque ahora están volviendo a querer desprestigiar la política, ensuciarla, colocarla en el lugar de algo sucio, feo, malo, corrupto, y tenemos que seguir peleando para que la política siga siendo la herramienta de los pueblos para enfrentar a los poderosos.
– Vos que caminás la calle, qué le decís al militante y al vecino ante estas cuestiones públicas.
Lo primero es separar las discusiones y correr la cortina de humo para ver la realidad. Los medios nos distraen con temas que no son los que preocupan al ciudadano. No se habla de tarifas, de precios de alimentos de la política económica que abre las importaciones y destruye la industria nacional, de la política internacional que está llevando al país a un lugar complicadísimo como sería la apertura a través de la Alianza del Pacífico.
A los militantes y a los vecinos les decimos lo que dijo Cristina: piensen cómo estaban hasta el 10 de diciembre y cómo estaban ahora, y por qué sucede eso.
Hay que despejar la confusión que se instala de la pesada herencia, que los cambios que hay ahora no son ésta o por una bomba que iba a explotar sino que por que los que gobiernan hoy creen en este modelo de país, creen que un empleado medio no tiene derecho a tener una vida digna, a irse de vacaciones, viajar, comprarse un plasma o un celular.
Creen que hay que vivir como se vivió en la mayoría de los 200 años de historia argentina, con una clase dominante a la que le sobra, y una mayoría que vive con lo mínimo.
-Acabás de presentar tu libro “El modelo sindical argentino”, en el que a través de 400 páginas analizás la evolución del movimiento obrero y su relación con el Estado y el sector privado. La semana pasada, Cristina criticó a sindicalistas que negociaron paritarias en cuotas. Cómo ves al sindicalismo en estos días?
El sindicalismo tiene un desafío enorme, y lo tiene que demostrar ahora en las paritarias. Hay gremios que negociaron por seis meses y tienen que volver a discutir y otros que negociaron por más tiempo y están planteando la apertura de la discusión porque la inflación y el aumento de los precios superaron ampliamente los porcentajes que consiguieron.
“Durante el kirchnerismo, el sindicalismo se discutía sobre Ganancias porque estaban en condiciones de pagarla: hoy se discute que no te despidan”
Es cierto que durante nuestro gobierno había más facilitad para negociar, había más fortaleza para discutir, cuestiones mucho más elevadas que las que hoy se discuten.
En ese momento, discutían sobre el impuesto a las Ganancias porque estaban en condiciones de pagarla: hoy estás discutiendo que no te despidan.
Cuando estás en un gobierno que garantiza pleno empleo, que no reprime la protesta social y que es concesivo con los trabajadores, los sindicatos lógicamente aprovechan esas mejores condiciones.
“No es lo mismo que Argentina juegue con Messi que sin él. Cristina tiene la capacidad de ordenarlo todo”
Eso se vuelve una situación injusta, porque con los gobiernos que generan desempleo los sindicatos tienen más debilidad y los trabajadores tienen menos aspiraciones y menos pretensiones.
Entonces, entra ese mensaje que el gobierno transmite implícitamente cuando despide y explícitamente cuando dice no pidan salarios porque pueden pedir el empleo. Los trabajadores se vuelven menos exigentes.
Con los gobiernos que reprimen, que despiden, que llevan a los trabajadores a una situación de crisis, la acción de los sindicatos se vuelve menos combativa.
-Mirando hacia adelante, cómo ves tu futuro de cara a las próximas elecciones: te gustaría ser diputado, o volver a ser candidato en la Ciudad
Acabamos de terminar una elección, está comenzando un gobierno al que hay que prestarle mucha atención y oponerle una resistencia firme para que los argentinos no retrocedamos mucho. El año que viene pensaremos qué estrategia electoral nos damos, discutiremos en el FpV y demás aliados y ahí decidiremos.
¿Y cuál es el futuro inmediato de La Cámpora?
Prefiero hablar del presente: el presente es refutar a los que hace tiempo decían que no teníamos futuro, que sin el gobierno o el Estado La Cámpora iba a desaparecer. Nos vemos cotidianamente en los barrios, en cada movilización una gran cantidad de jóvenes y no tan jóvenes que siguen militando.
Hay que sumarle a todos aquellos que se preocupan por la situación y quieren participar y se están sumando a la organización y a otros espacios. La Cámpora y el kirchnerismo están vivos, activos y se están reorganizando para volver a ser mayoría.
-La presencia de Cristina es clave…
Fundamental, una cosa es el kirchnerismo con Cristina activa pero lejana y otra que esté activa y presente. Una cosa con Cristina conduciendo desde lejos y otra cosa es viéndola presente, visible, visitando una parroquia o recorriendo un barrio. Le agrega una ventaja adicional.
No es lo mismo que Argentina juegue con Messi que sin él. Cristina tiene la capacidad de ordenarlo todo.