Muchos rosarinos eligieron a Antonela, la mujer de Messi. Otros se quedaron con la archiconocida Shakira. Y no faltaron quienes señalaron a María Sol, la hermana de La Pulga, como una de las más lindas del casamiento del crack del Barcelona. Sin embargo, la dama que cautivó a propios y extraños en la boda del año llegó de Europa y fue Daniella Semaan, la mujer de Cesc Fábregas, una morocha explosiva y con una historia personal fascinante.
Daniella fue una de las mujeres más observadas del casamiento de Messi. Nunca pasa inadvertida (Fotos: Instagram).
De ojos verdes, labios carnosos y un cuerpo moldeado a base de gimnasio y algunas paradas técnicas en las manos de los mejores cirujanos del mundo de la estética, Daniella se convirtió en una botinera hace apenas siete años. Antes, jamás se había acercado a una cancha de fútbol.
Nació el 4 de junio de 1975 en Miziara, un pueblo de apenas 5.000 habitantes ubicado al Norte del Líbano. Y cuentan que desde chica encandilaba con su belleza y simpatía. Ya adolescente, buscó dar un paso adelante y se mudó a Beirut, la capital de su país y una de las ciudades más vanguardistas y occidentalizadas del Medio Oriente, donde comenzó una incipiente carrera como modelo.
Aunque nunca le faltaron pretendientes, Daniella se casó muy joven con su novio de toda la vida. Un hombre llamado Elie Taktouk, quien había nacido en su mismo pueblo y en pocos años se había convertido en un hábil empresario inmobiliario. El mismo con el que se casó en 1999, cuando ambos tenían 24 años, y con el que se mudó a Londres.
Daniella fue una de las mujeres más observadas del casamiento de Messi. Nunca pasa inadvertida (Fotos: Instagram).
Ya instalada en Inglaterra, la vida de Daniella era de cuento: los negocios de su marido crecían a un ritmo frenético y ella se dedicaba a pasear y a gastar buena parte de los millones que iban ingresando a la cuenta corriente familiar. En poco tiempo, nacieron María y Joseph. Y nadie dudaba de que la familia Taktouk-Seeman era feliz.
Pero todo cambió en el 2010. Fábregas ya era un futbolista reconocido en todo el planeta, era una de las figuras del Arsenal inglés y venía de ganar el Mundial de Sudáfrica con la selección de España. Ah, y llevaba siete felices años de noviazgo con una chica española llamada Carla. Sin embargo, una noche, Cesc y Daniella coincidieron en el restaurante japonés Nozomi, uno de los más top de Londres en aquellos días. Y aseguran que el flechazo fue mutuo.
Nunca quedó claro quién dio el primer paso: mientras algunos dicen que el volante se acercó a la morocha y le pidió su teléfono; otros aseguran que fue ella quien se le arrimó con la excusa de que le firmara un autógrafo y, ahí, le dio su número para tener un encuentro a solas. Lo concreto es que a Daniella no le interesó el hecho de que aún estaba casada y mucho menos los 12 años que le lleva a Cesc (actualmente ella tiene 42 y él, 30).
La morocha se lució en la alfombra roja, antes de la boda de Messi (Reuters).
Fue tal el enamoramiento que comenzaron a verse casi sin ocultarse. En Londres, sí, pero también en distintas partes de Europa, a donde Daniella viajaba supuestamente para descansar junto a un grupo de amigas. Fue tan así que su esposo recién descubrió que estaba siendo engañado cuando vio en una revista unas fotos de Fábregas en Ibiza, acompañado por una voluptuosa morocha que se parecía mucho a… ¡su esposa!
Con la infidelidad al descubierto, Daniella no lo dudó: agarró a sus hijos y se mudó con Fábregas. El acoso de los paparazzis y las amenazas del mundo musulmán por adulterio, la hicieron refugiarse aún más en los brazos del futbolista. Y se aferró definitivamente cuando Cesc decidió regresar a España para jugar en el Barcelona, el club en el que se había formado en Inferiores y donde se había hecho amigo de Messi.
Aunque jamás pudo regresar al Líbano, Daniella no se hizo demasiados problemas. Y lentamente se convirtió en una de las botineras más deseadas por los hombres y envidiadas por las mujeres europeas. No pudo evitar un litigio que continúa hasta el día de hoy con el magnate libio con el que se casó, quien más allá del divorcio le inició un juicio acusándola de haberse quedado con una mansión valuada, en 1998, en 5 millones de libras esterlinas.
Daniella junto con su pareja y sus tres hijos menores. Además, tiene otros dos (Foto: Instagram).
Pero a ella no le importó. Siguió adelante de la mano de Fábregas. De hecho, volvió a ser madre (tuvieron a Lía, Leonardo y Capri) y con la transferencia de su nuevo amor al Chelsea, hasta se sacó las ganas de volver a vivir en Londres, una de las ciudades que más le gustan.
Mientras vivió en Barcelona, Daniella se hizo amiga íntima de Antonela, la mujer de Messi (Fotos: Instagram).
Ojo, Barcelona también está entre sus favoritas. Y fue ahí donde se hizo muy amiga de Antonela Roccuzzo, la flamante señora de Messi, con la que le último fin de semana se divirtió, bailó y, cuentan en Rosario, hasta opacó a la mismísima novia.