En 10 minutos Roberto Vecino protagonizó una película de terror y pareciera que no alcanzan las explicaciones para entender semejante masacre. La esposa, uno de sus hijos y el vecino, degollados. Los otros dos hijos, apuñalados brutalmente. Una discusión familiar que terminó con el propio autor de los asesinatos, ahorcado en medio de un baño de sangre. Pero quién es el hombre que ya se ganó la comparación con el célebre odontólogo Ricardo Barreda, que mató a toda su familia un domingo furioso de noviembre en 1992.
Vecino era el sereno del cementerio de Necochea y además, criador de canarios. Se había formado en el campo y de joven había sido militar, por lo que estaba familiarizado con las armas como la que usó para terminar con la vida de cinco personas: un cuchillo tipo machete, con una hoja de unos 50 centímetros de largo
Aunque se había separado de su mujer, Marta Curuchet – familiar del ex ciclista olímpico, Juan Curuchet -, muchos vecinos que los conocían definían la relación como un círculo vicioso: no estaban ni juntos ni separados. Vecino seguía siendo el sostén de la familia y vivía junto a su familia en una casa pequeña, en la que ocupaba una habitación separada, en el fondo del terreno. Los rumores aseguran que a él nunca se lo vio con otra mujer por el barrio y que, en cambio, ella sí había podido rehacer su vida. Un dato sabido y no del todo aceptado por el hombre.
Sus compañeros de trabajo lo describieron como una persona difícil en el trato laboral, pero extremadamente puntual y responsable con sus tareas. Para más detalles macabros, dijeron también que tenía por costumbre pinchar los cadáveres con un alambre para después amenazarlos con pincharlos con el mismo elemento.
En el último tiempo sin embargo, la salud del quíntuple asesino se había deteriorado notoriamente. Sus problemas cardíacos lo habían avejentado tanto en su aspecto físico, como en su vida cotidiana. Por eso, es más difícil entender cómo el mismo hombre que no podía realizar esfuerzos ni levantar grandes pesos pudo concretar una masacre semejante. Pudo haber sido la adrenalina del momento, también se habló de alguna sustancia prohibida. Probablemente el resultado de la autopsia pueda arrojar algo de luz sobre ésto.
“Vino como todos los días, cruzó a dejar la basura, volvió y me saludó”, comentó a los medios una vecina sorprendida con el desenlace de la familia. Puertas adentro claro, la historia fue otra.