A pesar del dolor que conlleva tatuarse el pene y de la negativa de la mayoría de las tiendas de realizar el procedimiento, existen hombres suficientemente atrevidos en este arte.
Hace unos quince años, LiGee decidió que su pene estaría mejor con una cobra dibujada en él. “Si podía soportar el sufrimiento de un tatuaje en mi pene y alguien lo veía”, me dijo por teléfono mientras conducía a su casa en Nueva Jersey, “sabrían que tuve el estómago y las pelotas para hacerlo. Otras personas querrán hacerlo, pero no podrán soportar el dolor”.
LiGee estaba muy dispuesto, pero no pudo encontrar un estudio de tatuajes que lo ayudara a hacer su sueño realidad. Como consolación, se tatuó una serpiente en el pubis, con la cola apuntando hacia abajo, hacia su miembro. Pero pasaron los años y LiGee no podía sacarse de la cabeza la idea de tener el pene tatuado. Encontró unas tiendas en Nueva York, pero todas le pretendían cobrarle una “cuota de manipulación”. Finalmente, durante sus vacaciones en Florida el año pasado, encontró un sitio dispuesto a tatuarlo sin tarifa extra.
LiGee tiene 14 rayas en v que comienzan en la cola de la serpiente, en el vello del pubis, y recorren todo el camino hasta la punta de su pene. Unos seis meses después de la primera sesión de cinco horas, decidió hacerse otra raya debajo de la cabeza para tener 15.
“Tan pronto como la gente lo ve, me preguntan si me dolió y si tenía que estar en erección cuando me lo hice”, me contó LiGee. “Obviamente, me dolió y no, no tuve una erección”. Dicho esto, cuando se le pone dura, hay un poco más de espacio entre las rayas.
LiGee tiene 14 rayas en v que comienzan en la cola de la serpiente, en el vello del pubis, y recorren todo el camino hasta la punta de su pene
El artista del tatuaje Luke Wessman está cubierto totalmente de tinta, y también tiene un tatuaje de pene que dice “hubba hubba”. Se lo hizo hace unos 15 años. “En ese momento, de joven, pensé que sería divertido”, relata. “Estaba entre tatuarme ‘bada bing’ y ‘hubba hubba’ y me quedé con este último. Mi amigo, que también se lo hizo, tiene un ‘va va voom'”.
Dijo que hacérselo no le dolió mucho más que sus otros tatuajes, pero que era un poco extraño notar el zumbido de la aguja debajo del cinturón. “Fue más psicológico que dolor”, comentó. “Es una zona en la que no quieres sentir ningún tipo de dolor. Solo recuerdo que fue raro e incómodo”.
Por supuesto, la laxitud de un pene flácido hace que sea un poco más difícil tatuarlo en comparación con otras partes del cuerpo. Cualquiera que haya visto la serie de Showtime Gigolos, sabe que su estrella Nick Hawk tiene la mayoría de sus partes bajas cubiertas con tinta negra. “El artista que me lo hizo accedió, pero tuve que aguantármelo, estirarlo, y doblarlo por encima del pulgar”, dijo. “Es difícil tener la mente en otro lugar en ese momento”.
Hawk y Wessman dicen que no existe una gran diferencia en el aspecto del tatuaje cuando sus penes están erectos o flácidos. “Estoy pensando en ponerme la pintura facial de Ultimate Warrior (un luchador estadounidense fallecido) debajo de la cabeza, en la parte inferior, y me preocupa un poco”, dijo Hawk refiriéndose a qué aspecto tendrá en erección. “Creo que si lo estiras durante el proceso, no hay problema. ‘The Ultimate Warrior’ es el apodo de mi pene, por cierto”.
Aunque no me costó encontrar a varios sujetos con obras de arte debajo del cinturón, los tatuajes de pene todavía son relativamente raros. Una encuesta informal realizada en salones de tatuaje de Nueva York reveló que la mayoría no presta ese tipo de servicio y, como mencionó LiGee, los que lo hacen cobran una “tarifa considerable”. Un tatuador contó que en sus diez años de profesión nunca le habían pedido hacer uno, y otros propietarios de salones dijeron que cuando la gente llama para preguntar al respecto, por lo general es una broma.
LiGee me dijo que la peor parte del proceso no es el acto de tatuarse, sino cuando el artista frota el exceso de tinta con una gasa una y otra vez, ya que al final le acabó provocando una irritación en el pene
Wessman ha hecho solamente un tatuaje de pene en toda su trayectoria, a un amigo suyo que quería la palabra “amor” con un corazón roto por un lado, y “destructor” en el otro. “No puede estar erecto, pero no creo que nadie fuera capaz de mantenerlo así”, mencionó. “Aquella vez le dije que lo estirara un poco, porque se encoge al estar nervioso. Es un miembro con mucha elasticidad, algo que hay que tener en cuenta. Si no prestamos atención cuando se retrae, puede quedar torcido o curvado. Hay que fijarse en el efecto acordeón”.
LiGee me dijo que la peor parte del proceso no es el acto de tatuarse, sino cuando el artista frota el exceso de tinta con una gasa una y otra vez, ya que al final le acabó provocando una irritación en el pene. Aun así, no se arrepiente de nada. “Siempre me ha gustado mi pene, pero ahora me gusta mucho más”, aclaró. “A muchas personas les gusta ver cuántas rayas pueden meterse”.
Es bueno para el negocio de Hawk también. “A casi todas las mujeres las pone cachondas”, comenta. “Es diferente y lo diferente es bueno en la cama”.
Aunque ha habido estudios que examinan las razones psicológicas del deseo de hacerse un tatuaje, ninguno ha indagado de forma específica por qué alguien querría hacerse uno en el pene. Debido a eso, el doctor Viren Swami, profesor de Psicología en la Universidad Anglia Ruskin, en el Reino Unido, autor de importantes estudios sobre el arte corporal, no tiene ninguna respuesta firme. Sin embargo tiene algunas teorías.
“Una de las motivaciones principales para hacerse un tatuaje, por lo menos en las culturas occidentales, es la de querer ser único”, explicó Swami. Un tatuaje genital probablemente no tenga que ver con el sexo, añadió. “¿Qué haces cuando los tatuajes se han convertido en algo común y corriente? En los Estados Unidos y Europa Occidental, cerca de la mitad de la población adulta tiene al menos un tatuaje, además de que estos son cada vez más visibles en la cultura popular. Una respuesta podría ser la de tatuarse en las partes menos ‘tradicionales’ del cuerpo. ‘Todo el mundo tiene un tatuaje en su brazo; voy a hacerme uno en el pene'”.
Pero los gustos estéticos cambian con el tiempo y no todos los hombres se quedan contentos con el tipo de individualidad que ofrece un tatuaje en el pene. Jade Field tiene una tienda de eliminación de tatuajes en Melbourne, Australia. Acudió a él un amigo que no estaba contento con el tatuaje de submarino que tenía en el pene y se ofreció a retirarlo de forma gratuita y subió la sesión a YouTube. Es insoportable ver el video.
“Se sentó, le di una descarga y el pene se encogió. Se alejó de mí”, relató. A pesar de que aplicó anestesia tópica en la zona, el paciente no podía dejar de gritar de dolor. “Se encogía cada vez más porque no paraba de asustarle”.
Por suerte, solo se necesita una sesión de tratamiento con láser. Field explicó que la eliminación de tatuajes mediante láser funciona con el sistema linfático, por lo que retirar un tatuaje de una parte del cuerpo más cercana a los ganglios linfáticos, como el pene, siempre da mejores resultados. En zonas como las manos o los pies, más alejadas de los ganglios, se requieren varias sesiones de láser.
Ninguna de las personas con las que hablé se ha tatuado las pelotas, aunque Hawk lo está contemplando. “Me he planteado tatuarme el escroto, pero hay mucha piel, por lo que sin duda sería un desafío”, dijo. “Y quién sabe qué aspecto tendría con el tiempo”.