La elección de la carrera no tiene por qué ser definitiva. Tampoco determina un rumbo indeclinable. Pero suele transitarse con ansiedad, tensionada entre diversos factores como los gustos personales, las miradas ajenas, los modelos disponibles o las demandas del mercado. Una encuesta de la UBA encontró que varones y mujeres decantan su decisión a partir de criterios diferentes: ellos priorizan la estabilidad laboral y el sueldo, mientras que ellas le prestan más atención a la “vocación”.
El estudio de la Dirección de Orientación al Estudiante (DOE) de la UBA se propuso identificar qué motivaciones se ponen en juego cuando los adolescentes deciden acerca de su futuro profesional. Para eso, encuestaron a 1124 estudiantes del último año de la secundaria, todos de escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires.
Uno de los principales hallazgos fue que, a la hora de elegir la carrera, los varones priorizan las recompensas externas, como el factor económico (63%), en mayor medida que las mujeres (37%). A ellos les preocupa la posibilidad de ganar dinero una vez alcanzado el título universitario: “obtener un buen sueldo” o “lograr la estabilidad económica” son las opciones que los hombres consideran cuando piensan en qué carrera seguir. Las mujeres, en cambio, tienden a elegir basándose en motivos internos como la vocación y el desarrollo como persona (68%), factores que ellos consideran menos (32%).
El estudio señala que estas diferencias en las motivaciones repercuten en la “feminización” de ciertas carreras (como las vinculadas con la salud y la educación), mientras que otras están prácticamente dominadas por los varones (las relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemática).
“Si bien ha aumentado de manera significativa la participación social femenina en el acceso a los estudios superiores y al mercado laboral, sigue habiendo una tendencia diferencial muy marcada respecto de algunas áreas de estudio”, plantea el informe.
“Las representaciones sociales tardan mucho en cambiar. Aún persisten patrones tradicionales que inciden en la elección profesional, como la idea del hombre proveedor y la mujer más conectada con la sensibilidad y lo humanístico”, explica Claudia Flores, psicóloga y directora de la DOE.
La especialista en orientación vocacional Cecilia Crouzel, autora de Descubriendo tu vocación (Noveduc), percibe que “actualmente hay un proceso de cambio que lleva a que las mujeres valoren cada vez más su autonomía financiera y los varones se conecten mejor con lo que les gusta”. Crouzel sostiene que “es tarea de los padres y educadores favorecer la reflexión acerca de ambos aspectos, recalcando que todo es más fácil cuando nos dedicamos a algo que nos interesa”.
La mayor conexión con los deseos parece ser una marca generacional: según un relevamiento de Adecco Argentina entre jóvenes de 18 a 30 años, 8 de cada 10 (independientemente del género) tienen en claro cuál es “el trabajo de sus sueños”. Además, el 80% de los jóvenes dejaría su trabajo actual para ir en busca de su empleo soñado.
Otra conclusión del estudio de la UBA es que el diálogo con los padres sigue teniendo un peso muy importante en la decisión de los adolescentes (79%), por encima de la información que encuentran en Internet (62%). Tanto las mujeres (82%) como los varones (75%) recurren a la familia como espacio de consulta sobre opiniones, ventajas y desventajas de la elección futura. “El consejo de los padres y de los referentes adultos sigue siendo muy valorado, en una época en que las redes parecen copar las vidas de los chicos”, afirma Flores.
La encuesta también encontró que los adolescentes son activos en la búsqueda de información sobre las carreras que les interesan. “En contraposición con las representaciones actuales de los jóvenes con poco interés y entusiasmo frente al futuro, encontramos un número importante que demuestra ser protagonista de la etapa que les toca transitar”, indica el informe de la UBA. Al momento del estudio, un 52% de los encuestados habían realizado de manera voluntaria al menos una actividad de orientación que los ayudó a despejar sus inquietudes.
Flores destaca esta actitud “activa” y resalta que un buen proceso de orientación vocacional ayuda a prevenir la deserción: “Si los chicos eligen su carrera habiendo analizado la información disponible, con un recorrido de autoconocimiento y de reflexión sobre el contexto actual y las posibilidades de inserción laboral, es menos probable que abandonen la carrera”.
Por: Alfredo Dillon