¿Qué música se escuchaba en Buenos Aires en 1810?

Un viaje al mundo sonoro de la época. Qué instrumentos estaban de moda y los lugares donde se podía escuchar las canciones.

La música tenía su lugar de importancia en Buenos Aires a comienzos del siglo XIX. No existían los soportes físicos, faltaban muchos años para los vinilos, CD y MP3, y la única posibilidad era de interpretarla en vivo.

Los pueblos originarios bailaban en sus ritos que se basaban mayormente en gritos. Fueron los primeros misioneros los encargados de difundir la música europea por las tierras americanas. San Francisco Solano solía tocar el violín a los indígenas. También Pedro de Mendoza se interesó por la música y trajo a dos músicos en su expedición.

Para 1810, Buenos Aires era un lugar donde se podía escuchar muchas canciones bajo un estilo dominado por la cruza de la tradición europea y otros estilos que llegaban de distintos puntos del continente. Por ejemplo la cueca que venía de Perú.

También cada clase social tenía sus costumbres. “La alta tenía la posibilidad de contar con varios instrumentos como clavicordios, pianos, arpas y en las casas se interpretaban música como el minué. En las famosas tertulias se bailaba música europea. A nivel popular el instrumento que se destacó fue la guitarra que era muy fácil de trasladar. Había muchas pulperías en Buenos Aires, una suerte de almacén que también le daba vida a un espacio de sociabilidad. La gente se juntaba a jugar a las cartas y siempre había una guitarra a mano”, le contó a La Viola Gabriel Di Meglio, historiador y director del Museo del Cabildo.

También, por aquellos años, iban tomando protagonismo las payadas: una suerte de antesala a las actuales “batallas de gallos” del hip hop. Eran encuentros musicales que iban tomando calor con las palabras y donde la música era fundamental. Era una posibilidad para dar a conocer su punto de vista. “En la época de la Revolución nace una literatura nueva, la gauchesca, que recupera mucho lo popular y que viene de estas payadas”, destacó el historiador.

En 1810 la ciudad tenía 50 mil habitantes y la cuarta parte de la población eran esclavos. La impronta africana estaba presente y giraba en torno del tambor. “Fue tan importante ese instrumento que en los lugares donde se juntaban los africanos lo llamaban ‘tambores’. En 1810 aparece la palabra tango, que representaba el lugar donde los africanos se juntaban a bailar. Cómo llegó después es discutido”, dijo Di Meglio.