El ibuprofeno es el medicamento de venta autorizada sin receta más consumido en el país, con más de 16,7 millones de unidades expendidas en los últimos doce meses, a septiembre de 2016, de acuerdo a datos relevados por QuintilesIMS. Detrás vienen otros medicamentos para el tratamiento del dolor como el paracetamol o la aspirina. “En ese sentido, Argentina no difiere del perfil de consumo de otro países de Latinoamérica, en los que también los analgésicos y antinflamatorios se encuentran entre los más vendidos en el segmento de medicamentos de venta libre”, afirma Juan Manuel Santa María, director de Consultoría y Servicios de QuintilesIMS.
Otro estudio, realizado por la consultora Kantar Worldpanel revela que el 78 por ciento de los argentinos adultos consume habitualmente medicamentos de venta libre. Además, dicho informe subraya que sólo el 11% de los encuestados afirmó no automedicarse, es decir, no adquieren medicamentos sin la receta de un doctor, ni siquiera en el caso de que su compra esté permitida y sea considerada segura por la regulación.
Los motivos para el amplio consumo de medicamentos de venta libre en la sociedad son básicamente dos: resultan fáciles de encontrar y tienen precios accesibles para casi todo el mundo.
En efecto, los medicamentos de venta libre, conocidos en la jerga farmacéutica por su abreviatura OTC (por sus siglas en inglés Over the Counter), resultan menos costosos y otorgan un alivio más rápido que ir al médico y, probablemente, tener que pagar estudios y tratamientos costosos, especialmente cuando no se tiene una cobertura de salud. Y aunque no hay actualmente estudios de campo en la Argentina que constaten esta relación, cabe suponer que el comportamiento de los consumidores podría ser comparable al del mercado de los OTC en Estados Unidos. Según un estudio realizado por la Asociación de Consumidores de Productos para la Salud, el año pasado se gastaron en dicho país unos 44.000 millones de dólares en medicamentos de venta libre, hecho que, según la industria, ahorró al sistema de salud alrededor de $102 mil millones en visitas médicas, pruebas de diagnóstico y medicamentos recetados.
En dicho informe y otros de origen local acerca del comportamiento de los consumidores del mercado farmacéutico, la preocupación de los consumidores por el bienestar, la calidad de vida y el empoderamiento en el cuidado de la salud, constituyen tendencias globales que vienen consolidándose y que, en el campo farmacéutico, inclinan la intención de compra hacia un nicho estratégico para la industria, que es el de los productos OTC.
Entre las novedades que aparecen en el mercado, los consumidores se encuentran con ciertos productos que aparentan ser medicamentos pero que en los registros regulatorios son aprobados como alimentos y aunque pueden considerarse primos hermanos de los medicamentos, es importante destacar que no lo son. En la industria se los conoce como nutracéuticos: suplementos dietarios o cardioprotectores, con semillas de chía, omega 3 y muchos otros.
Usarlos para su fin específico y por el tiempo recomendado
La perspectiva puede considerarse como positiva, en términos de acceso, de ahorros de tiempo y costos, así como para el empoderamiento del consumidor, siempre que los fármacos OTC se utilicen adecuadamente, para una condición indicada en la dosis adecuada y si no sobre pasa el período de uso recomendado.
Sin embargo, uno de cada cinco adultos que se automedican admiten tomar más de la dosis recomendada o usar la medicación con más frecuencia de lo indicado en la etiqueta. Esta es, entonces una práctica que debería corregirse en la sociedad en general, de acuerdo a las recomendaciones de buen uso de los medicamentos de venta libre que publica la ANMAT para los consumidores o en otras páginas como la reconocida Medline Plus.
Pero no toda automedicación puede considerarse incorrecta. En su concepto original, el hecho de que los usuarios puedan reconocer síntomas leves y contar con un rápido alivio gracias a un medicamento de venta libre puede considerarse un progreso de la sociedad. Un paso hacia adelante en el bienestar.
Según la doctora Jimena Worcel, asesora médica de la Cámara Argentina de Medicamentos de Venta Libre, CAPEMVeL, es importante aclarar la confusión que existe entre una práctica habitual incorrecta como es la compra de medicamentos bajo receta en la farmacia sin mediar la prescripción del médico, por caso los antibióticos que deberían expenderse bajo receta. “Hoy en día la gente tiene la posibilidad de conseguir cualquier medicamento en cualquier farmacia del país aunque sea de venta bajo receta o bajo receta archivada. Eso es algo que está prohibido por la regulación pero es vox populi que ocurre”, alerta y aclara: “Esto genera una gigante confusión respecto de cuál es la categoría de medicamentos de venta libre. La gente cree que los medicamentos de venta libre son los que se puede comprar sin llevar la receta y no es así”.
Definamos entonces. Los medicamentos de venta libre son, según la legislación argentina “aquellos destinados a aliviar dolencias que no exigen en la práctica una intervención médica y que, además, su uso, en la forma, condiciones y dosis previstas no entrañan, por su amplio margen de seguridad, peligros para el consumidor”. Sin embargo, ante dudas, siempre está la posibilidad de consultar al médico o a otro agente sanitario autorizado para orientar al consumidor: el farmacéutico.
Claro que son raras las ocasiones en las que ante un dolor leve o unos hongos en los pies se nos ocurre consultar al profesional. Incluso cuando estos síntomas se prolongan por demasiado tiempo y no encontramos la solución.
Pero no sería mala idea, si consideramos que los OTC, en definitiva son drogas y como tales pueden generar efectos no deseados. Como insiste la doctora Worcel: “Los medicamentos de venta libre no dejan de ser medicamentos y deben ser utilizados como dice la información del producto; dentro de su estuche todos tienen un prospecto donde está escrita la información necesaria para saber para qué se usa, cómo, con qué dosis, cada cuanto tiempo, qué advertencias o precauciones se deben tener en cuenta y, si potencialmente sucediera una reacción adversa, orientaciones sobre cómo proceder: desde consultar al médico o a un servicio de toxicología”.
¿Entendemos los prospectos?
Precisamente, la cuestión de los prospectos y su dificultad en la lectura, es un tema que se viene trabajando desde la CAPEMVeL, que busca concientizar sobre el buen uso de los OTC y desde la ANMAT, que es el organismo regulador.
En un estudio titulado “Problemas en la comprensión de los prospectos de medicamentos de venta libre. El caso del paracetamol en Argentina”, realizado en 2012, por Elda Cargnel, Ana Palazzesi, Patricia Cardoso, Guadalupe Álvarez y Julieta Curbelo, se encontró que la mayoría de la gente lee sólo parte de la información en las etiquetas de los productos y, por lo tanto, en ocasiones puede faltar in formación esencial para el uso adecuado de la droga.
El informe, presentado a las autoridades de la ANMAT, recomienda: “al redactar los prospectos se debe prestar atención no solo al contenido sino también a la forma de comunicarlo, particularmente al tipo de vocabulario y sintaxis”. Se sugiere, en especial, tener en cuenta que el registro utilizado para la redacción sea el adecuado para un público amplio, que no necesariamente es un público escolarizado”.
Consultada por La Nación, la Dra. Ana Palazzesi, quien actualmente se desempeña en la Dirección Nacional de Determinantes de la Salud del Ministerio de Salud de la Nación, sostiene algunos de los términos y expresiones presentes en los prospectos resultan inadecuados porque no permiten la comprensión de todos los usuarios, en la medida en que estos pertenecen a niveles culturales y sociales muy diferentes.
Para los profesionales provenientes de las ciencias médicas, los términos propuestos pueden parecer demasiado básicos, tal vez hasta imprecisos en términos técnicos. Pero simplificar es necesario cuando el mensaje debe resultarle comprensible al consumidor. En ese sentido, la Dra. Palazzesi plantea: “el prospecto debe detallar en forma clara la información.” Por ejemplo, el término “rinitis”, que se refiere a la inflamación de la mucosa nasal padecida por la mayoría de la población en algún momento de su vida, fue identificada como enfermedad de los riñones.
Dichas recomendaciones fueron volcadas a la Disposición 753/12 las Definiciones y Lineamientos Generales de la Información que deberán contener los prospectos, etiquetas y rótulos de especialidades medicinales de condición de venta libre.
La entrevistada advierte sobre otra cuestión: “Es relevante el tamaño de la letra de los prospectos, que suele ser demasiado pequeña para algunas personas”. Para la industria y los médicos, el temor es que se nivele para abajo, pero Palazzesi es precisa: todavía es necesario lograr mayor claridad.
Adonde informarse
Información sobre medicamentos en Anmat responde: es un servicio gratuito de información a la comunidad sobre la situación de los establecimientos y productos de su competencia: medicamentos, alimentos, productos médicos, cosméticos, domisanitarios, reactivos de diagnóstico, además de servicios, trámites, legislación, noticias de interés del área. Teléfono: 0800-333-1234 fax: (011) 4340-0800/5252-8200 int 1159, responde@anmat.gov.ar
Consultas por intoxicaciones en el Hospital Posadas: Atención de guardia 24 horas adultos y niños en Av. Marconi y Presidente Illia, El Palomar, provincia de Buenos Aires; línea gratuita nacional: 0 800 333 0160, (11) 4654-6648 / (11) 4658-7777.
Consultas por intoxicaciones en el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutierrez: línea de atención telefónica gratuita 0 800 444 8694. Llamar en caso de sospechar intoxicaciones o dudas respecto al uso de los medicamentos.