El comisario Pablo Alberto Bressi, cabeza de la Policía Bonaerense, sabe bien qué puede pasar cuando Elisa Carrió abre la boca en un medio de comunicación. Hay un ejemplo reciente. La renuncia en marzo último de Román di Santo, ex jefe de la Policía Federal, tuvo a la diputada alineada con Cambiemos como un detonante evidente. Di Santo, apuntaban en ese entonces desde la Ciudad, se mostraba “poco colaborativo” de cara al traspaso de las 54 comisarías de la PFA a la órbita administrativa metropolitana, un objetivo táctico clave para el nuevo Gobierno. Era, en sí, una puja de poder.
Hubo otras señales, pequeños empujones para Di Santo; reuniones en las que no era citado, por ejemplo. Pero en pleno conflicto, Carrió acusó al entonces jefe de la PFA en Animales Sueltos de “ensuciar” la escena de la muerte del fiscal Nisman y ser parte de la mesa de seguridad de Boca Juniors. En menos de 48 horas, Di Santo ya no era el jefe de la Federal con su renuncia presentada ante la ministra Patricia Bullrich. Di Santo nunca aclaró públicamente los motivos de su salida; Carrió, a simple vista, era un factor de la ecuación. De vuelta en La Plata, cerca de Bressi en la cúpula del Ministerio de Seguridad lo saben bien: la diputada Carrió, cuando habla y apunta su artillería verbal, no lo hace sin un objetivo.
Ayer por la mañana, el jefe de la Bonaerense tuvo su primer gran roce político cuando Carrió le lanzó graves acusaciones en Vórterix.“Lamentablemente en la Provincia tienen a uno de los cómplices del narcotráfico, que es Bressi“, dijo la diputada. Carrió fue más lejos todavía:vinculó a Bressi al célebre capo narco de San Martín, “Mameluco” Villalbay a negocios turbios en la DDI de Morón con el capo como principal aportante de pagos que el actual jefe de la Policía Bonaerense habría cobrado. Fue algo sorprendente, un caso de “fuego amigo” en Cambiemos; en un momento en que la estabilidad institucional es clave, Carrió, acostumbrada a fustigar a la corrupción kirchnerista en Comodoro Py, ataca a uno de los propios.
“Y, es algo como fuego amigo”, admite un colaborador de Carrió. La misma fuente indica algo sorprendente: que a los suyos, la diputada le reconoció “tener mucha información” sobre los vínculos de Bressi con “sectores jodidos” y que Carrió misma hasta se lo habría advertido a la gobernadora María Eugenia Vidal en repetidas ocasiones desde que Bressi asumió en el cargo. El mismo rumor llegó hasta Cristian Ritondo, pero Vidal se encargó de negarlo ante su ministro. A pesar de toda esta supuesta información contra Bressi, cerca de Carrió no pueden precisar si hará una presentación al respecto en los tribunales federales platenses como lo suele hacer en los de Retiro.
En La Plata, Bressi, tras enterarse de las ocasiones, prefirió no responder en público para evitar el barro. Por la noche, Patricia Bullrich lo defendió, sin confrontar con Carrió. “No tengo por qué dudar de la capacidad que tuvo la gobernadora Vidal para elegir a su jefe de policía”, dijo la ministra de Seguridad. En privado, el apoyo de Ritondo a Bressi por el momento es total. Cerca del jefe, no le dan crédito al presunto vínculo con Mameluco Villalba, por ejemplo. Los argumentos de la diputada serían, al menos, de difícil confirmación.
Como muestra, el hijo menor de Villalba, Alan, fue detenido por la Policía Bonaerense a fines del mes pasado junto con su concubina, otros nueve cómplices y once kilos de cocaína de origen boliviano. La mujer de Villalba, hoy con arresto domiciliario otorgado por la Justicia, fue arrestada durante la gestión de Bressi como jefe de Drogas Ilícitas. Por otra parte, el actual jefe de la Bonaerense nunca integró la DDI de Morón. Varios de los siete policías federales muertos este año en ocasión de robo cayeron en territorio bonaerense. Bressi, lejos de ser fustigado por la cúpula de la PFA, fue invitado al acto en homenaje a efectivos caídos de la fuerza este sábado. Otra voz en Cambiemos asegura: “Lo de Carrió no sirve de nada. No ayuda en nada tampoco. No es el debate que hay que dar sobre la Policía Bonaerense. Si lo vas a prender fuego a Bressi, si lo querés vincular a un capo narco, entonces mostrá, no sé, la foto de Bressi y Villalba juntos en un asado. Sin mostrar pruebas, no”.
No es la primera vez que se escuchan fuertes planteos contra el jefe de la Bonaerense. Florencia Arietto, ex jefa de Seguridad de Independiente y parte del Frente Renovador, cruzó a Ritondo en la mesa de Mirtha Legrand acusando a Bressi del crecimiento narco en La Matanza. Pero hoy, el jefe de la Bonaerense tiene problemas más inmediatos que una interna política con Carrió. El ex jefe Hugo Matzkin había ascendido el número de comisarios generales a 44, Bressi consideró que varios de ellos no estaban en condiciones de subir de rango en primer lugar, con factores como, principalmente, amistades políticas con barones del conurbano. El jefe pasó a retiro a veinte de ellos. Y los disturbios ocurridos en Ituzaingó la semana pasada se vinculan a un hecho de alta gravedad institucional: el uso arbitrario de intendentes de la Policía Local creada por Daniel Scioli.
Desde el Ministerio de Seguridad afirman: “La foto de campaña de Scioli salió cara. ¿Sabés cuántos de ellos sirvieron para Narcotráfico, Policía Científica? Ninguno”. El ex gobernador, en pleno año electoral, formó rápidamente a 30 mil jóvenes que fueron un cambio significativo para el mapa de la seguridad bonaerense. El escaso entrenamiento fue un punto objetado por el nuevo gobierno.
Con el tiempo, se descubrió que en varios distritos se empleaba a los policías locales como una suerte de empresa de seguridad privada, con denuncias hechas puntualmente por policías que llegaban al Ministerio. Ituzaingó quedó intervenido, el jefe de la Policía Local puesto a disposición:los efectivos se habrían encargado de custodiar camiones de caudales.“Se detectaron prácticas de amiguismo, de mandarlos a custodiar puntos de amigos y familiares. Y no son tres o cuatro, son muchos casos. Por otra parte, no se hizo un estudio socioambiental. Muchos de los efectivos tienen hermanos presos. Hasta hubo armas de la Policía Local que fueron usadas en robos“.
Sin embargo, la paradoja es evidente. Lanús es un caso: de 900 policías bonaerenses en la zona, el 35% tiene carpeta médica y el 15% no trabaja en la calle. Tiene 200 policías locales, con 500 más a incorporarse. Este año, la mitad de las detenciones fueron hechas por policías locales.
Por Federico Fahsbender