Qué hacer con tu mascota ante la llegada del pequeño

La llegada de un bebé a un hogar con mascota requiere algunas cuestiones previas a tener en cuenta, y, también, saber que tendrás que ayudar a tu mascota a asumir esta nueva situación.

Lo primero que debes hacer es no preocuparte. Diferentes estudios han demostrado que las mascotas son beneficiosas para el crecimiento de los niños. La convivencia entre tus hijos y la mascota va a ser beneficiosa para los ellos. Les ayudará a madurar y aprender antes cuestiones como la convivencia o el respeto, así como el beneficio de mantener la atención y cuidado sobre un animal.

Hay una serie de cuestiones y medidas que debes tener siempre en cuenta antes de la llegada de un bebé a tu hogar si tienes una mascota, vamos a repasar las más importantes.

Desde el punto de vista de la salud, y previo a la llegada del bebé al hogar, deberás llevar a tu mascota al veterinario, poner su vacunación al día, y realizar una revisión lo más completa posible, además de proceder a la desparasitación y la protección contra insectos. Realmente con esto, si no median alergias, es más que suficiente como medida preventiva.

Solventado el tema sanitario básico, debemos empezar a incidir en aspectos relacionados con la futura convivencia. Para empezar no hay que descuidar la atención a la mascota durante el periodo de embarazo. Si en ese periodo la madre no puede dedicar al animal el mismo tiempo que antes, deberá ser el padre u otro miembro de la familia quien ocupe su lugar, tratamos de evitar una sensación de desprotección asociada al periodo de embarazo.

Es muy importante también comenzar a plantear la distribución de espacios, sobre todo si se trata de un primer bebé. Para ello puede resultar interesante elegir un lugar determinado y convertirlo en un lugar especial para la mascota, acostumbrando a nuestro amigo pasar determinado periodo de tiempo en ese espacio. Si conoces a tu mascota bien no te será complicado encontrar un recurso para que el lugar elegido resulte atractivo. Piensa que posteriormente ese va a ser probablemente su lugar especial y refugio en caso de tensión, por ejemplo cuando el bebé llore.

Lo anterior se convierte en imprescindible cuando las mascotas están acostumbradas a dormir con nosotros o nuestros cuartos y tenemos la intención de sacarlas de los mismos con la llegada del bebé. Esta salida nunca debe realizarse en el mismo momento de la llegada de nuestros hijos, si no de manera previa, paulatina y con tranquilidad.

Otro elemento que debes tener en cuenta es que llegará un momento en el que la interacción entre tu hijo y tu mascota pase a ser física, es decir, el niño comenzará a jugar con la mascota. El trato que los niños dispensan a las mascotas en inicio suele ser tosco por falta de control en los movimientos, y, por ello, debemos acostumbrar al animal a esta posibilidad.

Entrenar esto no es difícil y se puede hacer en principio por nosotros mismos. En el fondo se trata de acostumbrar a nuestra mascota a algunos movimientos tal vez más toscos de lo habitual, incluyendo un modo de acariciar un poco más brusco del que pueden estar acostumbrados.

Resulta interesante también llevar alguna ropa que el recién nacido haya usado en el hospital al nacer.  Esta prenda se le puede ofrecer a la mascota para que vaya acostumbrándose al olor.

Es muy importante la primera impresión en la llegada al hogar del bebé. El proceso de presentar al animal a nuestro bebé debe ser casi imprescindible, dejando que lo huela y se acerque a él mientras se concede importancia al hecho y se saluda a la mascota con cariño. En el fondo estamos dejando que nuestra mascota salude y se acerque a un nuevo miembro de su familia.

Lo normal es que con las medidas anteriores y un poco de control sobre la reacción de la mascota, todo vaya de manera correcta y el perro o el gato se acostumbren a compartir la vida con el niño.

En aquellos casos en los que la mascota muestre hostilidad hacia el bebé, no se debe consentir más allá del primer amago. Hay que tratar esa hostilidad de manera inmediata si es posible por nosotros mismos ya que puede haber sido un simple impulso pasajero, pero, si continúa la mejor recomendación es poner a la mascota en manos de un adiestrador profesional.