“Que el alimento sea tu medicina”, dijo Hipócrates, el padre de la medicina. Ya en la Grecia antigua los sabios creían que la manera en que nos alimentamos puede determinar en gran parte nuestra salud. Hoy la ciencia aporta la certeza de que efectivamente el estilo de vida, es decir, la suma de las decisiones que tomamos sobre aquellas cosas sobre las cuales ejercemos cierto grado de control, influye en nuestra salud.
Por eso, en el mes del cáncer de mama, es importante transmitir la idea de que se trata de una enfermedad que puede prevenirse: 1 de cada 3 casos son causados por la dieta y el estilo de vida. Por eso, si mejoramos la calidad de la alimentación y adoptamos hábitos saludables, estaremos más cerca de la salud que de la enfermedad.
El problema de comer en exceso
La obesidad genera inflamación y se relaciona con el desarrollo de cáncer. No solo aumenta riesgo de desarrollarlo, sino disminuye la sobrevida. Por eso, disminuir las calorías que ingerimos, al prevenir la inflamación, reduce las posibilidades enfermar.
La importancia de una buena nutrición
Si queremos prevenir el cáncer de mama, consumir fibra puede resultar muy útil. ¿Dónde encontrarla? En frutas, verduras y cereales enteros. Los vegetales (y cuanta mayor variedad y colores, mejor) también son muy beneficiosos. ¿Por qué? Inhiben la formación de tumores y antagonizan factores carcinogénicos y estimulan las enzimas anti-cáncer, entre otros. Y, aunque existe la creencia de aquellos que los orgánicos son especialmente buenos para prevenir esta enfermedad, la ciencia aún no ha arrojado evidencia que dé cuenta de ello.
El té verde es un poderoso anticancerígeno. Por el contrario, el alcohol, y sobre todo en combinación con el tabaco, está asociado al cáncer.
Un tema de cocción
Existen estudios que señalan que la fritura y el asado al asador con fuego directo, no son procesos de cocción saludables. De hecho cuando un alimento se quema al fuego de leña puede volverse nocivo para la salud. En cambio, el sarteneado, la cocción en microondas, el hervor y el vapor son métodos de cocción más saludables. En términos generales, usar temperaturas no demasiado altas y tiempos de cocción relativamente cortos siempre resulta una mejor opción.
A sumar pasos
Así como el sedentarismo está asociado a la mayoría de las enfermedades como el cáncer, para no enfermarnos hay que poner el cuerpo en movimiento. La actividad física protege de la mayoría de las enfermedades crónicas. Por eso, cada paso que des, suma vida. Podés practicar un deporte, ir al gimnasio, salir a caminar, subir las escaleras de tu casa o saltar a la soga. Lo que importa es que mantengas tu cuerpo en movimiento.
El poder de las emociones
Por último, pero no por eso menos importante, están las emociones. Poder reconocerlas, aceptarlas y sacarles provecho es clave para no enfermar. Según estudios, el pesimismo, la depresión y el estrés reducen nuestra inmunidad y predisponen a las personas para desarrollar enfermedades como el cáncer.
Entonces, recapitulemos y veamos algunos consejos para prevenir el cáncer de mama:
-Consumí variedad de alimentos de origen vegetal de variados colores.
-Reducí el consumo de alimentos con grasas saturadas.
-Mantené un peso saludable.
-Cociná sano.
-Realizá actividad física en forma regular.
-Amamantá a tu hijo.
-Aprendé a afrontar las emociones y el estrés.
-Buscá un hobby, alguna actividad que te haga sentir bien.
-Realizá chequeos con tu ginecólogo.