Prendas de basura: nadie se dará cuenta

Las prendas a base de residuos reciclados abren nuevos caminos creativos a los diseñadores

El diseñador Moisés Nieto (Jaén, 1984) descubrió hace un año una inesperada materia prima con la que tejer sus prendas: el plástico. El tereftalato de polietileno, para más señas. El de las botellas de toda la vida. Y más tarde reflexionó, e intuyó que las fibras que se podían extraer al reciclar esos envases abrían ante sí nuevos caminos creativos. Entonces Nieto se puso manos a la obra y presentó el pasado febrero en la Madrid Fashion Show una colección de prendas a base de microfibras plásticas. El resultado le emocionó.

“Aquí puede estar el futuro de la moda. Ya está todo inventado en cuanto a volúmenes, formas y cortes”, afirma Nieto convencido. Tras la revelación plástica que tuvo en 2015, el modisto trabaja estos días en una hornada de camisetas que antes eran botellas. Siete, ni más ni menos. “Cada una de las prendas estará hecha a partir de siete botellas de agua de plástico postconsumo”, explica. “Serán biodegradables, con protección UV y muy duraderas”. Esta colección, de la que por ahora no quiere soltar prenda, verá la luz en septiembre. Pero Nieto tiene más cosas en ciernes: vestidos bordados de algodón reciclado y estampaciones en sinergia con la empresa Comme des Machines, que han ideado un material natural y degradable a base de fécula de patata.

La manera de hacer las cosas de Nieto ejemplifica una tendencia joven pero creciente. La slow fashion, la moda sostenible y cívica como antítesis de la moda industrializada (que corre paralela al fenómeno fast food), prolifera y se abre un hueco cada vez mayor en cuadernos de diseñadores, talleres de alta costura y comercios físicos y electrónicos. Un proceso creativo y manufacturero que se rige por varios mandamientos: entre ellos, fomentar la ropa fabricada éticamente con materiales sostenibles, dejar la mínima huella ambiental posible e impulsar la reparación textil para combatir la cultura del usar y tirar.

Pescar basura y fabricar ropa

Sigue este ambicioso espíritu Ecoalf, firma española fundada por Javier Goyeneche, un emprendedor que encontró en el nailon de Corea texturas sugerentes con las que aventurarse a elaborar nuevos tejidos. La compañía lleva siete años confeccionando prendas con materiales reciclados y ahora, en su último y más ambicioso proyecto, Upcycling the oceans, apuntan al plástico menos noble. En concreto, al más sucio, al que flota a la deriva, al vertido sin control que intoxica al mar y a sus habitantes. La iniciativa persigue limpiar los océanos y reaprovechar los vertidos nocivos —solo en 2015 se lanzaron al mar más de nueve millones de toneladas de estos desperdicios— para fabricar filamentos de textiles de alta calidad. Y después, abrigos, pantalones o bolsos, por ejemplo.

Para ello, la compañía cerró un acuerdo con unos 160 barcos de pescadores de arrastre de la zona del Levante español que extraen diariamente del mar entre cuatro y seis kilos de residuos de todo tipo por embarcación. Después, otras empresas asociadas al proyecto transforman el plástico pescado (desde redes de captura hasta botellas de PET) en granza, hilo y tejido.

“Hace unos meses presentamos en Florencia nuestra primera colección a partir de los residuos de los fondos marinos”, explican desde la firma. “La complejidad a la que nos enfrentamos es conseguir hilo de alta calidad, ya que en el mar te puedes encontrar plástico que lleva años y años y está muy deteriorado”. Ecoalf, que también elabora productos a base de restos de café, neumáticos y algodón y lana postindustrial, valora replicar este proyecto en otros países del mundo. Su producción sigue una regla: se fabrica donde se recicla.

 

Son más los exponentes exitosos de la creación sostenible, sobre todo en el terreno de los vaqueros. Santofruto, una empresa con fábrica en Brasil, confecciona estos pantalones a partir de poliéster y algodón totalmente reciclado. Nudie Jeans, por su parte, lleva potenciando desde 2001 la fabricación de ecojeans y el consumo racional de ropa. La firma sueca, además de elaborar sus colecciones con algodón ecológico, ha abierto varias tiendas donde reparar las prendas.

En España, estrujándose las neuronas, Carmen Hijosa ideó el Piñatex, un tejido hecho a partir de fibras de la piña que le permitió ganar este año con su empresa Anamas Anam el premio Arts Foundation Award para la Innovación. Ahora vende su producto a firmas de la entidad de Camper y Puma. Ejemplos de que esta filosofía puede dar réditos mercantiles aparte de ecológicos.

Las grandes se suman

Las firmas de ropa históricas se suman cada vez más a proyectos similares al de Ecoalf. G-Star, la consolidada marca holandesa de vaqueros propiedad ahora del cantante Pharrell Williams, trabaja desde hace años en su iniciativa RAW for the Oceans. Junto a Bionic Yarn, la compañía acaba de presentar su cuarta colección de prendas hechas a partir del material ecológico de moda, de nuevo plástico reciclado, también este rescatado de los océanos.

Otros grandes contribuyen con iniciativas que reivindican el consumo cívico. Cheap Monday, fabricantes suecos de tejanos pertenecientes ahora al grupo H&M, regenera en su proyecto Care prendas rotas y usadas, principalmente vaqueros, y tiene en mente instalar en sus tiendas contenedores específicos para ropa usada. Algo que acaba de anunciar Zara: el gigante textil español habilitará en todas sus tiendas puntos de recogida para depositar la ropa que ya no se use. En colaboración con Caritas, las prendas serán destinadas a diferentes fines en función de su estado de conservación.

No podía faltar la marca fetiche de vaqueros: Levi’s ha ideado un tejido compuesto de desechos plásticos recuperados que usará en su emblemático modelo 501, el pantalón entre los pantalones. Otro veterano ejemplo de innovación ecológica es Freitag 90: estos hermanos alemanes, que en los noventa idearon una icónica y resistente mochila fabricada con lona de camión, han diseñado ahora un pantalón reutilizable. Su tejido, el Freitag f-abric, se puede reciclar íntegramente en compost.

La corriente de la moda lenta, tanto en grandes como pequeños, se muestra como un largo camino por explorar. Quizá el único camino sostenible, según Moisés Nieto: “Sería un sueño que el 30% de las prendas de cada armario fueran de material reciclado. Esto tiene que ser una realidad, no una moda”.