1. ¿Qué es en realidad la fiebre?
Forma parte del sistema defensivo del cuerpo y sirve para matar los virus y las bacterias.
Estos gérmenes no viven ni se reproducen por encima de determinadas temperaturas y es algo que comprobamos continuamente en el laboratorio: los cultivos se hacen a 36º-37º (la temperatura del cuerpo humano), si la temperatura está por encima o por debajo, el cultivo no sale.
Así que el cuerpo sube su temperatura para acabar con los virus o las bacterias.
2. ¿Cómo afrontarla?
La fiebre mata los virus o las bacterias antes o después, ese es el mecanismo y lo ideal es dejarle hacer su trabajo. Puede conllevar malestar, y en ese caso se puede dar al niño un analgésico, pero no un antipirético.
Si hubiera un medicamento que quitara el malestar o dolor pero dejara la fiebre, sería perfecto.
3. ¿Cuándo tratarla con medicamentos?
Hemos de tener clara una cosa: la fiebre no mata, pero el paracetamol sí. Medio bote puede producir una hepatitis fulminante.
La alternancia de paracetamol e ibuprofeno para bajar la fiebre, una práctica común, implica un alto riesgo de sobredosis. Así que hemos de usar los medicamentos con moderación y optar por uno que rebaje el malestar, como el paracetamol.
4. ¿Cuándo es peligrosa?
La fiebre en sí no es peligrosa, pero puede serlo la enfermedad que la provoca. La fiebre nos informa de lo que puede haber detrás, y debemos permanecer alerta y acudir al pediatra sin demora en estas situaciones:
En bebés menores de tres meses cualquier subida de temperatura por encima de los 38º es motivo para llevarlo al pediatra. Son un caso especial, porque su organismo es muy sensible y cualquier infección se puede extender con rapidez.
A esta edad, de hecho, cualquier estado general malo, aun sin subida de temperatura, debe ponernos en alerta.
Ante una temperatura muy alta, por encima de los 40º. Más allá de los 41,5º o 42º es muy peligrosa y puede lesionar el cerebro; pero no es la fiebre, sino la enfermedad que la ha causado, por ejemplo una meningitis.