Recuerda que los ruidos de huesos ‘normales’ suelen deberse a movimientos, y nunca se acompañan de dolor ni de inflamación de la articulación. ¿Cuándo hay que ir al médico? Cuando aparecen, además, molestias, inflamación o sensación de bloqueo o ‘enganche’.
Seguro que te lo has preguntado más de una vez. ¿Cuál es el motivo de ese chasquido que se produce, por ejemplo, al estirar los nudillos? ¿Y el de la rodilla al subir las escaleras? ¿Son normales? ¿O pueden alertarnos de algún problema, por ejemplo, de la falta de ejercicio físico o de una incipiente artrosis que estamos a tiempo de frenar?
Diferentes tipos de ruido
En general, en las articulaciones se pueden dar varios tipos de ruidos: “chasquidos, crujidos, sensación de roce… Algunos pueden originarse en los tejidos que rodean la articulación, por ejemplo los tendones. Unas veces se acompañan de una sensación de ‘enganche’ (algo que se ha quedado enganchado) y otras de dolor o aumento del calor local”, explica el traumatólogo Mikel Sánchez, del Hospital Vithas San José-UCA. En la rodilla son más frecuentes los ruidos tipo crujido o de roce y, según el experto, se relacionan con lesiones del cartílago articular: “Se deben a la degeneración del cartílago, pueden generar dolor y son frecuentes en las artrosis de rodilla”.
¿Tienen el mismo origen?
La causa es diferente. Así, el chasquido que se produce en los nudillos al forzar la flexión o estirar los dedos “se debe a un fenómeno de cavitación (la formación de una burbuja); es decir, al forzar el vacío flexionando o estirando los dedos se produce una burbuja a partir del nitrógeno disuelto en el líquido sinovial (sustancia entre los huesos de las articulaciones) y esto produce ruido. Por eso, debe pasar un rato antes de poder provocar de nuevo el chasquido”. Este ruido nunca es patológico, a diferencia del que puede deberse a una artrosis de rodilla.
Más frecuente en las mujeres.
Los ruidos articulares pueden darse tanto en hombres como en mujeres. El doctor explica: “Sin embargo, hay un tipo de chasquidos que se producen en las personas hiperlaxas (con más flexibilidad en las articulaciones, cartílagos, tendones y músculos), y esta hiperlaxitud es más frecuente en el sexo femenino. Además, debido a su constitución y a factores hormonales, las mujeres tienen menos volumen muscular, por lo que sus articulaciones están en cierto modo menos protegidas. Estos fenómenos ruidosos pueden aumentar al iniciarse la degeneración articular propia de la edad, con lo que las mujeres de más edad pueden presentar más crujidos articulares”.
Efectos secundarios.
Existen fármacos que pueden provocar inflamación articular o de la plica (membrana) sinovial que rodea los tendones y generar crepitaciones u otros ruidos. “Esta inflamación se acompaña de dolor y sensación de rigidez. Cuando se presenta, hay que consultar con el médico para que cambie el tratamiento”.
Según el Dr. Mikel Sánchez, Traumatólogo del Hospital Vithas San José-UCA: “Una de las funciones del ejercicio es hidratar y nutrir el cartílago. El tejido cartilaginoso se nutre del líquido sinovial, y el ejercicio provoca un bombeo de éste en el espesor del cartílago, con lo que disminuyen los ruidos articulares y se evita la degeneración del cartílago. Nadar e ir en bici alivia las molestias articulares y reduce los ruidos. Si tenemos ruidos en las rodillas de forma habitual y sin dolor, debemos comenzar a hacer deporte”.